Esta semana, los países centroamericanos, incluyendo Nicaragua, podrían ser influenciado por el polvo de Sahara, que de acuerdo a informes de autoridades del Servicio Meteorológico de los Estados Unidos y el Servicio Europeo Copernicus, estará generando ola de calor, bruma y enfermedades respiratorios.
Las nubes de partículas pueden contener bacterias, virus, esporas, hierro, mercurio y pesticidas, advierte la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En tanto que oftalmólogos señalan del peligro que podría causar irritación en los ojos a las personas que realizan actividades cotidianas en la calle.
Mark Barrington, científico del Servicio de Monitoreo Atmosférico de Copernicus, informó que el polvo cruzará el Atlántico a partir del domingo 23 de junio desde el oeste de África y Cabo Verde, el Caribe y Centroamérica, lo cual provocará cielos brumosos entre martes a jueves.
Consejos para protegerse del polvo de Sahara
Entre las consecuencias negativas a la salud de la población que trae el polvo de Sahara están la disminución de la buena calidad del aire, generando complicaciones a personas con problemas respiratorios como asma, Epoc, influenza, COVID entre otras. También, suele lastimar los ojos y la piel.
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El portal digital Infobae enumera estas recomendaciones que debes aplicar durante el paso de este polvo.
– Permanecer en interiores: limitar la exposición al aire libre, especialmente durante las horas de mayor concentración de polvo.
– Cerrar ventanas y puertas: mantener los espacios cerrados para evitar la entrada de polvo a las viviendas.
– Usar purificadores de aire: instalar purificadores con filtros HEPA para reducir las partículas en el aire interior.
– Hidratarse adecuadamente: beber suficiente agua para mantener las vías respiratorias hidratadas.
– Utilizar mascarillas: optar por mascarillas N95 para filtrar partículas finas si es necesario salir al exterior.
– Evitar actividades físicas intensas al aire libre: minimizar esfuerzos que puedan aumentar la inhalación de polvo.
– Usar gafas protectoras: proteger los ojos del polvo y las partículas suspendidas en el aire.
– Seguir las recomendaciones de salud pública: estar atento a las alertas y consejos emitidos por las autoridades sanitarias y meteorológicas.
Este fenómeno ocurre cada año desde finales de mayo hasta septiembre cuando se registran altas temperaturas y bajas presiones en el norte de África.