El papa Francisco escogió a 57 sacerdotes católicos, entre ellos al obispo de Matagalpa Rolando Álvarez, para que participe y asista al Sínodo de Sinolidad que se realizará del 2 al 27 de octubre de este año.
Esta es la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los obispos, en donde el sumo pontífice busca más “comunión y fraternidad” en la Iglesia católica.
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También estará representando a Nicaragua la reverenda Xiskya Lucía Valladares Paguaga, cofundadora de un proyectos de evangelización digital llamado IMisión, además es directora de comunicación del Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez (CESAG-Universidad Pontificia Comillas).
Al convocar esta reunión del Sínodo, el papa Francisco quiere que todos los religiosos reflexionen sobre la sinodalidad, un tema que considera que es decisivo para la vida y la misión de la Iglesia.
Álvarez fue desterrado a Roma junto a otro grupo
¿Qué es el Sínodo de Sinolidad?
El medio Religión Digital explica que el Sínodo de los Obispos es un organismo consultivo creado por Pablo VI en el marco del Concilio Vaticano II para pedir la participación de los obispos de todo el mundo en asuntos de interés para la Iglesia universal.
Es una Asamblea y a la vez la reunión de 250 obispos y expertos en el Vaticano en 2023 y 2024, que ha sido un proceso de reflexión que involucra a millones de bautizados, entre ellos sacerdotes, religiosos, laicos, hombres, mujeres, jóvenes, adulto, para reflexionar sobre de qué manera la Iglesia está caminando unida.
También busca cómo mejorar la participación de todos los creyentes para responder a la vocación y la misión de cada cristiano de llevar el evangelio al mundo de hoy.
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Inicialmente el proceso iba a durar dos años, de octubre de 2021 a octubre de 2023, pero el papa ha decidido ampliarlo un año más, hasta 2024.
El objetivo de la ampliación de fechas es disponer de más tiempo para el discernimiento, que los frutos de la reflexión sigan madurando y que se comprenda mejor la sinodalidad como una dimensión constitutiva de la Iglesia.
Álvarez fue desterrado a Roma junto a otro grupo de sacerdotes a Roma en enero de 2024. Sin embargo, la Iglesia católica vive una de sus peores crisis en Nicaragua debido a la persecución del régimen sandinista, que los hostiga y persigue constantemente.