La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo continúa su ofensiva contra la Iglesia católica en Nicaragua. El padre Floriano Ceferino Vargas, párroco de la iglesia San Martín de Porres en Nueva Guinea, es la nueva víctima del régimen, quien fue detenido por la Policía orteguista y desterrado a Panamá este pasado 1 de diciembre de 2024.
El líder campesino Medardo Mairena denunció el destierro a través de sus redes sociales, señalando la sistemática persecución a opositores y críticos del régimen.
“El destierro es un crimen de lesa humanidad. Nos informan que el padre Floriano Ceferino Vargas ha sido desterrado por el régimen sandinista”, expresó Mairena.
Vargas se suma a una larga lista de religiosos perseguidos y expulsados del país, en lo que líderes opositores y defensores de derechos humanos califican como crímenes de lesa humanidad.
Una Iglesia acorralada
El padre Vargas no es el único religioso víctima de la represión del régimen Ortega-Murillo. Según datos recopilados por medios de prensa independientes, ya suman 42 sacerdotes, cuatro obispos y cuatro seminaristas desterrados.
El caso más reciente fue el del obispo de Jinotega, monseñor Carlos Enrique Herrera, expulsado a Guatemala el mes pasado.
Entre los episodios más emblemáticos destaca el del obispo de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez, quien tras más de un año de prisión fue obligado a exiliarse en Roma en enero de 2024.
La dictadura acusa a la Iglesia católica de haber apoyado las protestas de 2018, calificadas por Ortega como un intento de «golpe de Estado».
Este señalamiento ha justificado una escalada de hostilidades, que incluye encarcelamientos, confiscación de bienes, cierre de más de 1,500 instituciones eclesiásticas y la suspensión de las relaciones diplomáticas con el Vaticano.
El mensaje del Papa Francisco
En medio de este contexto, el papa Francisco envió una carta pastoral este lunes, 2 de diciembre, con motivo de la celebración de la Purísima Concepción de María. En su mensaje, el Pontífice expresó su solidaridad con los fieles nicaragüenses y condenó la creciente persecución religiosa.
El Papa Francisco envía carta a Nicaragua y llama a la unidad y la oración
«Rezo por ustedes, para que la fe y la esperanza sigan siendo su fortaleza frente a las adversidades», expresó el Papa, en alusión al hostigamiento que ha afectado tanto a religiosos como a laicos en Nicaragua.
Organizaciones defensoras de derechos humanos han calificado el destierro forzado como un delito de lesa humanidad, pues no solo viola los derechos individuales de los afectados, sino que busca silenciar a una institución que ha sido un bastión moral y de denuncia frente a los abusos del régimen.
El destierro del padre Vargas no solo reafirma el carácter represivo del régimen Ortega Murillo, sino que evidencia la magnitud de una crisis que sigue violando el derecho fundamental a la libertad religiosa.