Un hombre fue encontrado culpable por haber asesinado de un balazo a su pareja sentimental en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte (RACCN), específicamente en el municipio de Siuna.
El hecho, ocurrido en territorio de Siuna, refleja la persistente crisis de violencia de género que atraviesa Nicaragua, donde las mujeres continúan siendo víctimas de la saña de sus parejas o exparejas en un contexto de impunidad y falta de mecanismos efectivos de protección.
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«Por una cuajada que se comió un gato, una adolescente de 14 años fue asesinada de un balazo en la cabeza por su cónyuge. Maynor José Jirón Bello, de 19 años, fue declarado culpable por femicidio y tenencia ilegal de armas» reportó la oficialista Radio La Primerísima.
Este crimen ocurrió el pasado 24 de octubre de 2024.
Contexto nacional de la violencia contra la mujer
Las organizaciones de derechos humanos que monitorean la violencia de género en Nicaragua han documentado cifras preocupantes durante 2025. La violencia machista arrebató la vida de ocho mujeres nicaragüenses asesinadas durante los primeros quince días de 2025, según reportes del Observatorio Voces de Católicas por el Derecho a Decidir.
Este incremento contrasta dramáticamente con los datos del año anterior. Nicaragua registró 89 casos de feminicidio durante todo el 2024, evidenciando un patrón ascendente que coloca al país entre los territorios más peligrosos para las mujeres en Centroamérica.
El perfil de las víctimas mantiene características constantes: Las mujeres, en su mayoría jóvenes madres, con edades comprendidas entre los 20 y los 35 años, son asesinadas por hombres de su círculo íntimo, frecuentemente parejas o exparejas sentimentales.
Dimensión transfronteriza del problema
Un elemento particularmente grave es que la violencia trasciende las fronteras nacionales. La migrante nicaragüense, Ingrid Espinoza Lanza fue asesinada en la madrugada del primero de enero de 2025 en Guararí de San Francisco de Heredia, Costa Rica, convirtiéndose en la primera víctima de femicidio del año en territorio costarricense.
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Los datos históricos muestran la magnitud del fenómeno: 943 mujeres han sido asesinadas de 2010 a marzo de 2024, según el Observatorio de la violencia de Católicas por el Derecho a Decidir, evidenciando que se trata de un problema estructural que requiere acciones urgentes e integrales.
Desafíos en el abordaje institucional
El caso de Siuna se produce en un contexto donde las autoridades nicaragüenses han reducido significativamente los espacios para organizaciones de la sociedad civil que trabajan en defensa de los derechos de las mujeres. Esta situación ha dificultado tanto la prevención como el seguimiento estadístico riguroso de los casos de violencia de género.
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La ausencia de políticas públicas efectivas de prevención, combinada con la limitada capacidad de respuesta del sistema de justicia, perpetúa un ciclo de violencia que encuentra en la impunidad su principal aliado.
El feminicidio ocurrido en Siuna representa no solo la pérdida irreparable de una vida humana, sino también un llamado urgente a la construcción de mecanismos efectivos de protección para las mujeres nicaragüenses, tanto en territorio nacional como en el extranjero, donde miles buscan mejores oportunidades de vida pero enfrentan los mismos riesgos de violencia machista.
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