El buque hospital «Arca de la Ruta de la Seda» No. 867, operado por la Armada del Ejército Popular de Liberación de China, ha recalado en aguas nicaragüenses como un emblema de la creciente alianza entre Managua y Pekín.
🎥 Dictadura ya vigila oficialmente a todos los nicaragüenses.
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— Nicaragua Investiga (@nicaraguainvest) November 7, 2025
Esta nave de vanguardia, con capacidad para atender a 300 pacientes al mismo tiempo y equipada con 14 especialidades clínicas —desde cirugía general hasta oftalmología—, ofrece consultas, diagnósticos y operaciones sin costo durante esta semana. Su tripulación de unos 400 profesionales médicos y de apoyo no solo brindará servicios directos a la población, sino que también impartirá capacitaciones a equipos locales, en un esfuerzo por elevar las competencias sanitarias del país.
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Nicaragua marca un hito al ser la primera nación latinoamericana en recibir esta embarcación, que ya dejó huella en Fiyi y Tonga con miles de atenciones. Dotada de un helipuerto para rescates urgentes y tecnología para más de 60 intervenciones quirúrgicas, la «Arca» representa un pico de la diplomacia sanitaria china. Sin embargo, esta llegada se da en medio de un lazo bilateral que huele cada vez más a dependencia asimétrica.
La relación entre la dictadura de Daniel Ortega y el régimen de Xi Jinping ha escalado a niveles preocupantes, con Pekín inyectando miles de millones en infraestructura a cambio de lealtad geopolítica. Desde el rompimiento de Managua con Taiwán en 2021, Nicaragua se ha convertido en un enclave chino en Centroamérica, recibiendo préstamos opacos para carreteras, puertos y aeropuertos que benefician más a Beijing que a los contribuyentes locales.
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Esta «cooperación» ha generado deudas impagables y concesiones territoriales que erosionan la soberanía nicaragüense, mientras Ortega usa estos gestos para maquillar su autoritarismo con retórica de hermandad proletaria.
«Invasión china»
La invasión de comerciantes chinos que, con apoyo implícito de sus embajadas y redes estatales, inundan mercados nicaragüenses con productos baratos y de dudosa calidad. Desde textiles hasta electrónicos, estos vendedores —muchos instalados en barrios de Managua o León— desplazan a artesanos y pequeños negocios criollos, arrinconándolos por competencia desleal. No son solo «inmigrantes emprendedores»; son extensiones de la estrategia china de dominación comercial, que prioriza exportaciones masivas sobre el desarrollo endógeno.
La visita de la «Arca» ilumina las contradicciones de una alianza que promete salud pero entrega al país a merced del imperio chino.
Nicaragua Investiga



































