El entorno político en Nicaragua ha transformado actividades cotidianas y artículos de viaje comunes en potenciales causas de detención o expulsión del país. Para quienes planean visitar el país, las reglas del juego han cambiado drásticamente, priorizando el control ideológico sobre el turismo convencional.
Estos son los tres ejes fundamentales de restricción que todo visitante debe conocer:
1. El veto a la tecnología de captura
Lo que en cualquier país sería equipo básico de un turista o creador de contenido, en Nicaragua es visto como una herramienta de espionaje o «propaganda enemiga».
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Drones: Su prohibición es absoluta por ley. Introducir uno puede derivar en procesos penales.
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Cámaras profesionales: El ingreso de equipo fotográfico de alta gama está bajo la lupa; las autoridades suelen decomisarlos bajo la sospecha de que el viajero pueda documentar la realidad social del país sin autorización oficial.
2. La criminalización de los colores nacionales
Resulta paradójico, pero portar los colores de la bandera nacional (azul y blanco) puede ser interpretado como un acto de rebeldía. Desde las protestas de 2018, estos colores simbolizan la oposición al gobierno de Daniel Ortega.
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Se recomienda evitar vestimentas que combinen exclusivamente estos colores para no ser catalogado como «sospechoso».
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Incluso la bandera nacional ha pasado a un segundo plano frente a la bandera del partido oficialista, la cual ahora exige honores por reforma constitucional.
3. El «paredón» digital y la vigilancia vecinal
El control no comienza al aterrizar, sino desde que se compra el boleto. El régimen nicaragüense aplica un perfilamiento digital exhaustivo:
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Redes sociales: Publicaciones antiguas o recientes críticas hacia la administración sandinista son motivo suficiente para que las aerolíneas nieguen el abordaje por orden gubernamental.
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Vigilancia en tierra: Una vez en el país, la libertad de expresión es inexistente. Existe una red de informadores locales encargados de reportar críticas verbales, incluso si ocurren en entornos privados o de confianza.
La discreción absoluta y la renuncia a ciertos dispositivos tecnológicos son ahora requisitos implícitos para ingresar a Nicaragua, un país donde la línea entre el turismo y el incidente político es extremadamente delgada.
Régimen sandinista prohíbe el ingreso al país de biblias y periódicos
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