Los periodistas en Nicaragua enfrentan actualmente diversos obstáculos para llevar a cabo sus labores, sobre todo desde el estallido sociopolítico de 2018. Pero esta profesión ha venido enfrentando otros problemas desde mucho antes de la crisis.
Extensas jornadas laborales, salarios poco competitivos y abusos verbales, son algunos de los inconvenientes que se presentan para los periodistas dentro de los diferentes medios de comunicación nacional.
Julio López, miembro de la organización de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), comparte que la situación de los periodistas en Nicaragua “es bastante precaria en términos económicos”, por lo que muchos se ven obligados a ejercer otro tipo de trabajos para poder completar sus salarios.
“Los periodistas venimos hablando de esta situación desde tiempo atrás” señala Abigail Hernández, también miembro PCIN, una de las asociaciones gremiales de periodistas más importantes del país.
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Hernández destaca que durante el gobierno del expresidente Arnoldo Alemán “se habló de una tabla salarial para medios de comunicación y para periodistas que fue muy debatido en su momento” pero que al final no fue implementada.
“Hasta ahora no hay una tabla salarial estipulada y asignada hacia empresas de comunicación, es algo que en este momento de crisis perjudica aún más la vida de los y las periodistas”.
Agrega en Nicaragua sucede lo contrario que en el resto de Centroamérica, “no es aspirar a un mejor salario, es bajarte el salario para aspirar a tener un trabajo y decir que estás haciendo algo. Hay muchos periodistas que en este país están ganando cien dólares”, indicó.
Periodistas con COVID-19 despedidos
Julio López comparte que a través de PCIN tuvieron conocimiento de periodistas que fueron despedidos por ser sospechosos de COVID-19 y tuvieron que apoyarles para cubrir los gastos de alimentación y medicinas. “Esto no solo violenta sus derechos laborales, sino que también violenta sus derechos humanos, civiles y ciudadanos. Son actos de discriminación que deberían de ser sancionados” apunta Hernández.
“Mario” -nombre utilizado para proteger al reportero- trabajaba para un medio de televisión nacional. Tras la llegada del coronavirus al país, presentó síntomas de fiebre, por lo que recursos humanos le pidió abandonar el canal y buscar atención médica.
Tras practicarse los exámenes, sus resultados indicaron otros padecimientos, pero dado a que su condición era delicada tuvo que permanecer fuera de su trabajo por dos semanas.
Tras pasar las semanas, aún no presentaba mejoría, y finalmente el COVID-19 también se sumó a atacar su salud, por lo que el tiempo fuera se extendió hasta un mes. Durante todo este tiempo no percibió salario alguno de la empresa y todos los gastos debió cubrirlos por su cuenta, pues tampoco pudo acudir al hospital donde se encuentra asegurado debido al miedo a no ser atendido por ser periodista de un medio opositor.
Finalmente, recibió una llamada de su jefe y le explicó que le habían pagado su liquidación pero que “no estaba siendo despedido” sino que se trataba únicamente una ayuda.
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Para Mario, la oferta fue indignante, pues le parecía más que claro que era una forma sutil de despedirlo, además que la liquidación ofrecida fue apenas aproximadamente de unos 3 mil córdobas, por más de un año de trabajo.
De igual forma destaca que tras su salida muchos de sus ex compañeros de trabajo terminaron luego contagiándose pues el medio nunca les ofreció mascarillas ni equipo de protección alguno para realizar la cobertura en las calles.
“Los dueños de medios de comunicación solo piensan en su bienestar, en el del periodista lamentablemente en Nicaragua es una decepción, porque te maltratan, no valoran tu trabajo” afirma.
Maltrato dentro de las redacciones
“Mario” afirma que el maltrato dentro de las redacciones y salas de prensa es una realidad en Nicaragua, y no existe una regulación, ni “sindicatos de periodistas”, que velen por estas irregularidades.
“Decimos que somos voz de los que no tienen voces, pero ¿quién nos representa a nosotros como periodistas?”, se preguntó.
Su historia es compartida bajo anonimato pues teme que tras denunciar se le acuse de “estar dividiendo” o de “ya estar controlado por el gobierno”, pues se trata de un medio de oposición.
Sin embargo, el abuso del que este joven habla dice que ocurre en varios medios de comunicación.
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En los diferentes medios en los cuales “Mario” ha logrado laborar, asegura que constató la violencia verbal de los editores, la falta de recursos brindados (debía costear su propio internet y minutos para contactar a las fuentes) y falta de condiciones en la empresa (era obligado a comer bajo el sol).
Y destaca que la peor parte es que muchos periodistas soportan estas condiciones por la necesidad de cumplir con las responsabilidades que tienen en sus hogares.
Abigail Hernández destaca que los periodistas deben cambiar de mentalidad, pues así como defienden los derechos humanos de los nicaragüenses “también nosotros somos sujetos y sujetas de derechos, entonces también debemos pensar en la denuncia de estos actos de discriminación a los que estamos siendo sometidos y de violencia de derechos laborales”.
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“Los periodistas en este país somos el sostén de los medios de comunicación, un medio de comunicación sin periodistas, sin mano de trabajo, sin gente que te sostenga los equipos en la calle, no es medio de comunicación y nunca va a llegar a ser un medio de comunicación con historia ni con impacto en la ciudadanía” puntualiza.
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