En octubre de 2013 se aprobó la Ley de Donación y Trasplante de Órganos, Tejidos y Células para Seres Humanos. Sin embargo, tras ocho años de su aprobación, aún no existe un sistema establecido a nivel nacional para recepcionar órganos y tejidos de donantes cadavéricos.
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La Ley 847 regula la donación de órganos tanto de personas vivas como de cadáveres. En el caso de los donantes vivos, estos deben estar relacionados de forma genética, legal o emocional con la persona receptora. Y en el caso de personas fallecidas, estas deberían haber manifestado en vida su voluntad de donar sus órganos por cualquier medio escrito y con la debida información a sus familiares.
El acto de donación de órganos, tejidos y células por personas vivas, es siempre revocable hasta el momento de la intervención quirúrgica, según indica la propia ley. De igual forma, prohíbe la donación de órganos de parte de donantes vivos no relacionados y su comercialización.
La entonces diputada Argentina Parajón, explicó en un reporte a Canal 15 que, se niega la posibilidad de permitir el trasplante de órganos entre pacientes y donantes vivos no relacionados porque «eso se presta al tráfico de órganos, porque yo puedo decir que soy amiga tuya y te doy el riñón, pero por debajo de la mesa me está pagando por ese riñón, por ello en el dictamen eso se excluyó».
Quedó en el papel
A pesar de que la ley regula la donación tanto de personas vivas como de fallecidas, actualmente no existen datos por parte del Ministerio de Salud (Minsa) respecto a la cantidad de personas que han donado o han recibido un trasplante en Nicaragua desde la aprobación de esta ley. No existe un banco de órganos y tampoco una entidad oficial que registre a aquellos que deseen donar sus órganos tras fallecer.
Para las distintas actividades relacionadas con la donación y trasplante de órganos a nivel nacional, a través de la ley se estableció a la Organización Nicaragüense de Trasplantes (Onitra) como la instancia adscrita al Minsa para coordinar las «actividades de promoción, donación, extracción, preservación, transporte, distribución y trasplante de órganos, tejidos y células, a nivel nacional». Además del establecimiento de un Comité Nacional de Donación y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células; y un Comité Hospitalario de Trasplantes. Hasta el momento se desconocen las labores de Onitra.
Sergio López, cirujano oncólogo especialista en hepatología y trasplante hepático, confirma que no hay un programa de donantes cadavéricos en Nicaragua, y aunque exista una ley y una entidad asignada para regular el tema «eso no funciona porque falta mucha voluntad de las autoridades, falta un proyecto o un plan, y sensibilidad», y agrega que «necesitamos que haya realmente un interés mayúsculo de parte del Estado en desarrollar esto».
Alta demanda
Aunque Nicaragua no posee registros estadísticos oficiales de la cantidad de personas que necesitan de un trasplante, el doctor López sostiene que «hay una gran necesidad» en el país que puede confirmarse al observar el alto número de personas con enfermedades crónicas como la insuficiencia renal crónica, la diabetes y la cirrosis, y que están dentro de las principales causas de muertes en el país.
El Mapa Nacional de la Salud muestra que durante el año 2020 2,048 personas fallecieron a causa de un tumor maligno, el de mayor incidencia fue el del hígado con 241 fallecidos. El doctor López ejemplifica que «si tienes a una persona de 30 años con cirrosis y no le ofreces un trasplante de hígado, no se va a incorporar a la sociedad. Si se le da un trasplante, su vida útil laboral va a ser mayor», por lo que cuestiona que «aunque el trasplante le puede costar dos o tres veces más al Estado que una hemodiálisis, son personas que mejorarán su calidad de vida, que se van a integrar a un trabajo y a la sociedad».
De igual forma, aunque estos puedan resultar costosos el especialista destaca que Nicaragua cuenta con diversas alianzas como la Sociedad de Trasplante de América Latina y el Caribe (STALYC) y otras sociedades internacionales que pueden ayudar al país a montar programas en los hospitales «pero hay un bache político muy importante que no nos deja avanzar».
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Para el hepatólogo se deben «elaborar programas para solventar y resolver esa necesidad que hay. (Nicaragua) es de los pocos países en el mundo que no tiene un programa nacional de trasplante de órganos» y lamenta este ni siquiera sea tema en las universidades.
Urge concientización
Entre las funciones que debería ejercer Onitra, y que están establecidas en la Ley 847, está la de «informar y promover las actividades relacionadas con la donación de órganos, tejidos y células en las entidades sanitarias a los profesionales y técnicos de la salud, y a la población en general», pero durante los últimos ocho años la donación de órganos ha sido un tema olvidado para el Minsa.
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Cuando fue aprobada la normativa en 2013, el mismo presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, que entonces presidía la Comisión de Salud y Seguridad Social, invitó públicamente a los nicaragüenses a participar de la donación voluntaria de sus órganos. “Desde ya le pedimos pues a los que están dispuestos que vayan pensando en dejar sus papeles legales para que puedan ser utilizados sus órganos”, dijo entonces Porras.
Pero hasta este momento no existe un banco de órganos ni campañas que promuevan la donación de órganos en la ciudadanía. Un punto que causa curiosidad es que en Nicaragua la mayor parte de la población es católica, y «dentro de todas las religiones, esta es de las que mejor abraza los programas de trasplante, incluso el Papa Francisco dijo que es una de las mayores muestras de filantropía de la humanidad» comparte el experto, por lo que la ausencia de este tema en el interés social va más allá de prejuicios y puede asociarse más a la falta de información.
El Dr. López considera que «así como la gente sale a las calles y ve un rótulo de Ron Flor de Caña, o de Coca Cola, o de la cerveza, tiene que haber un rótulo que diga dona tus órganos o apoyemos un programa de trasplante«, asegura que este debe ser un tema del Minsa y «es algo que debe abordar este u otro gobierno». Asimismo, sostiene que debe promoverse desde las universidades para que llegue realmente a la sociedad.
Hasta este momento no existe un banco de órganos ni campañas que promuevan la donación de órganos en la ciudadanía.
Salvando vidas
Los trasplantes han sido realizados por los especialistas de la salud en el país desde antes de esta normativa, sin embargo, la ley ayudó a establecer un sistema de regulación para donantes cadavéricos, el cual hasta ahora no ha sido efectuado. Algunas personas que necesitan de un trasplante deben recurrir a fundaciones extranjeras y el proceso no siempre es fácil.
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Además, solo un porcentaje mínimo cuenta con los recursos para llevar a cabo el trasplante fuera del país, «deben pagar mucho dinero y no cualquiera tiene 300 mil dólares para que le trasplanten un hígado» destaca el experto. La única alternativa actual que existe para quienes deseen convertirse en donantes es conversar con sus familiares respecto a su decisión y que brinden el consentimiento a los médicos si llega a fallecer.
Cuando los médicos confirman que una persona tiene muerte encefálica, estos consultan a los familiares si la persona expresó en algún momento interés por donar sus órganos, por ello López sostiene que la sensibilidad sobre la donación no solo debe estar sobre la persona que dona sino también sobre sus familiares.
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