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«El Ejército nos detuvo y entregó a la policía»: La denuncia de María Adilia Peralta

María Adilia Peralta no duda ni un momento al asegurar que el Ejército de Nicaragua la capturó en junio pasado cuando intentó salir del país junto a su esposo Cristian Fajardo por la fuerte persecución que vivieron durante las fechas más álgidas de la crisis sociopolítica en 2018. Originarios de Masaya y autoconvocados en resistencia, este es su relato durante casi un año en prisión.

“A nosotros nos detiene, nos retiene por horas el Ejército Nacional de Nicaragua. Después, casi a medianoche, nos entrega a la Policía y la Policía nos lleva a El Chipote”, asegura esta mujer originaria de Masaya, la ciudad indígena en resistencia contra el Gobierno de Daniel Ortega ubicada a 20 kilómetros de la capital.

Al llegar a la temida cárcel conocida como “El Chipote” que en realidad su nombre oficial es Dirección de Auxilio Judicial en Managua,  empezaron una serie de violaciones a sus derechos humanos, nombrados por ella misma con la propiedad de un abogado pues se formó para tal oficio. Su conocimiento en materia jurídica le impulsó a encarar muchas veces los atropellos de los que fue víctima por altos mandos dentro de la cárcel del Chipote y La Esperanza, esta última exclusiva para mujeres. Como la vez que le dijo a la subdirectora “Eso es incorrecto lo que usted está haciendo” en referencia a la destrucción de unas banderas azul y blanco de papel que ella junto a otras mujeres habían ubicado dentro del penal. En esa ocasión por mencionar la Constitución Política de Nicaragua, máximo rector del país, le amonestaron. El castigo fue uno de los episodios que más marcó su vida por el temor a ser asesinada.

“Si no regreso hagan algo” le dijo a una de sus compañeras, luego de que la llegaran a llamar en hora promedio de las 3 de la mañana. Vio pasar a las mujeres de la cocina en la madrugada y ella seguía en la incertidumbre después de haberse desnudado y hecho sentadillas por órdenes de los custodios. La incertidumbre aumentó y la sensación de peligro al no conocer qué pasaría con ella esa vez que su sueño fue suspendido por un “ “María Adilia Peralta Cerrato, Alístese” y se alistó sin recibir ninguna explicación de a donde sería llevada pese a haber preguntado.

Al amanecer llegó la directora del penal sonriente a preguntarle si estaba cansada, pues permaneció de pie “Yo haciéndome la fuerte (le dije) No, estoy bien”, dice convencida de no haber doblegado su carácter ante la mujer que le mandó a castigar. “Esa vez me castigaron solo por eso. Por haberles mencionado el derecho y la Constitución y el respeto a la misma”, asegura.

María Adilia Peralta (abogada con maestría, acusada de terrorista por bailar folclor) Foto: Tomada de internet

Maria Adilia no solo nombra esa episodio de tortura psicológica a los que se le suma la negativa de recibir sol. También menciona las violaciones al acceso a la salud pues padece de colon irritable y durante la prisión empezó a padecer migraña. El pedido de medicamentos para aliviarse nunca llegó, ni el que proveía su familia, en su lugar siempre recibió un “voy a consultarlo”. Ante la situación la presa política y estudiante médica Amaya Coppens le sugería tomar agua, único recurso a su alcance, aunque de dudosa calidad, advierte.

Las contadas visitas familiares, o cancelaciones a las mismas, el distanciamiento con las otras presas comunes por temor a ser castigadas, se suman a la lista de sus denuncias que nombre ahora que fue excarcelada en un grupo de 100 personas por el Gobierno de Daniel Ortega el pasado 20 de mayo.

ESTO NO ES UNA LIBERACIÓN… ES ES UN CAMBIO DE MEDIDA

“Eso no es una liberación. No sé por qué dice liberación de la presa. Esto me están cambiando la medida. Me están cambiando la medida de estar en el régimen penitenciario, que es una prisión preventiva que tenía ahí, a régimen domicilia”, asegura haber reaccionado al momento que pidieron su firma para la liberación.

“No estoy libre… inclusive, yo no puedo salir del país, no puedo salir de mi departamento, o sea, yo no estoy libre. Yo sigo siendo un rehén de este régimen. Sigo siendo un rehén”, insiste ahora desde su casa en Masaya.

María Adilia Peralta Cerrato, de 30 años, también es esposa del líder del Movimiento 19 de Abril de Masaya, Cristhian Rodrigo Fajardo Caballero, de 37 años

Para María Adilia no hay posibilidad de recuperar su vida mientras el Gobierno de Daniel Ortega continúe en el poder y fanáticos del partido gobernante le vigilen. Haberse encontrado con fuerzas antidisturbios  custodiando la plaza en Monimbó, ubicada en uno de los barrios de mismo nombre histórico y combativo de Masaya le suma a su trauma “Yo iba en el microbús (del penal a su casa) y hasta que me quedé tiesa viendo a los hombres ahí, postrados con sus armas. Me están contando que ahí pasan día y noche. ¿Qué es eso?”, cuestiona.

“Yo me siento ahora, que estoy aquí, hasta peor porque tengo gente vigilándome aquí, que pasa por la calle y aquel nervio, Yo no puedo ahorita ni mañana hacer mi vida… yo voy a poder desarrollarme, mi familia, el pueblo se va a poder desarrollar cuando esto termine, cuando este régimen, de una vez, se vaya, porque se van a ir”, sentencia.

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