Nicaragua rompió toda relación diplomática con Taiwán el pasado 9 de diciembre, al mismo tiempo que se alineó a la China comunista en el tablero geopolítico. Los restos de esa relación de más de 30 años bruscamente rota, son tangibles; lo que no pasa a manos del Estado chino, queda en el país: una casa presidencial en desuso, un estadio, centros de salud, cientos de viviendas, entre otras obras.
Las obras de la cooperación taiwanesa que más destacan son la nueva Casa Presidencial, llamada «Casa de los Pueblos» bajo el gobierno de Daniel Ortega, y el Estadio Nacional Dennis Martínez que es «el mejor de Latinoamérica», en palabras de Jefferson Quintero, jefe de prensa de la Confederación Panamericana de Béisbol.
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La Casa Presidencial se construyó en 1998 a un costo de 10 millones de dólares de la época, que ahora equivaldrían a unos 17 millones de dólares. Fue utilizada por las administraciones de Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños. Cuando Ortega regresó al poder, decidió no utilizarlo, argumentando que los costos de mantenimiento eran muy elevados.
El estadio, por su parte, fue construido en 2016, durante el segundo periodo presidencial consecutivo de Ortega. Tuvo un costo de unos 36 millones de dólares y fue sede de los XI Juegos Deportivos Centroamericanos en 2017.
Aunque sean estos los proyectos que más destacan a simple viste, la cooperación taiwanesa no se limitó a ellos. En 2014, Taiwán donó 30 millones de dólares para fundar Ciudad Belén, un barrio a las afueras de Managua con más de 1,400 viviendas, capaz de alojar a 10,000 habitantes.
El proyecto fue dirigido por la exembajadora, Indrid Hsing, y contó con otras amenidades, como un Centro de Desarrollo Infantil con capacidad para 800 infantes. El plan se denominó «“Vivienda solidaria a familias vulnerables» y había planes para expandirlo más allá de Managua.
Taiwán también construyó al menos una casa materna en cada uno de los 153 municipios del país, administrando directamente unas 14 de esas, que en total ascendían a 178 en todo el país.
Como un último gesto de cooperación, la embajada de Taiwán donó sus antigua sede diplomática a la Iglesia católica en Nicaragua, pero el gobierno de Nicaragua tomó posesión de los bienes y los traspasó a la República Popular China, que considera a Taiwán una provincia rebelde.
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