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La pólvora cambió la vida de una familia caraceña

Fabricar cohetes, morteros, toros encuetados y busca pies por más de 30 años ha sido un oficio que se convirtió en un negocio muy peligroso, pero ha mantenido a una familia entera reunida. 

Sobrino de Oscar Parrales, elaborando la bomba de los cohetes.

Alejado del centro de la ciudad de Diriamba, Carazo, se encuentra el taller artesanal de fabricación de pólvora “El Perpetuo Socorro”, en donde una familia entera se ha dedicado por más de 30 años a la elaboración de juegos pirotécnicos.

Óscar Danilo Parrales es su propietario, quien a sus 58 años sigue generando ideas y transmitiendo sus conocimientos sobre el trabajo y manejo de la pólvora, material explosivo e indispensable para la fabricación de los productos que comercializa.

Óscar, en medio de risas, regresa a sus recuerdos de niño, cuando a los 15 años de edad empezó a aprender dicho oficio, con temor a que una bomba le explotara en sus manos mientras sus abuelos paternos le enseñaban la fabricación artesanal de pirotecnia.

Hermana de Oscar confeccionando los toros encuetados.

“No tuve la dicha de estudiar, mis padres eran muy pobres, entonces este ha sido un oficio que heredé de mis abuelos y como todo chavalo inquieto que iba creciendo me fui metiendo a ésto, así aprendí y tengo más de 25 años que puse mi propio taller y gracias a Dios aquí sigo”, dijo Parrales.

La fabricación de cohetes, morteros y bombas se convirtieron en un negocio familiar rentable para Óscar y sus hijos, nietos, sobrinos y hermanos que trabajan afanosamente en esta arriesgada tarea.

“Yo les doy trabajo a ellos, no hay gente ajena, todos somos familiares y aquí yo les he enseñado a cada uno, pero con la diferencia es que ellos sí estudian y otros ya estudiaron, pero por falta de empleo se vienen a trabajar al taller y se ayudan”, comentó Óscar.

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Oscar Danilo Parrales propietario del taller “El Perpetuo Socorro”.

Obligado a cerrar su taller en el 2018

En el año 2018, con el estallido de las protestas antigubernamentales en el país, el taller de Óscar fue obligado por la Policía Nacional y autoridades municipales a cerrar.

“No se podía elaborar ni vender ningún tipo de bombas, la policía vino varias veces a ver si yo estaba trabajando y vendiendo, pero yo acaté todas las órdenes que dieron porque me dijeron que me iban a cerrar el taller y no me iban a volver a dar el permiso”, recordó.

Por tres años la situación económica se vio afectada, por lo que  Óscar y toda su familia buscaron alternativas de trabajo dentro del mismo taller para solventar sus gastos y poder pagar deudas que habían dejado los años anteriores, pues había una inversión de más de 50 mil córdobas en materia prima, la cual se perdió al cerrar bajo las disposiciones policiales.

Fue hasta el año 2021 que el taller de pólvora volvió a funcionar, con la sorpresa que todos los productos ya habían incrementado sus precios más del 100%, situación que hasta la fecha está golpeando la producción y las ganancias.

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Escogidos para fabricar pólvora en las fiestas patronales de San Sebastián

La familia Parrales inició este año 2022 con el pie derecho, después de su mala racha la buena suerte tocó las puertas del taller artesanal una vez más, fueron escogidos por el mayordomo y la patrona de las fiestas patronales en honor a San Sebastián para producir la pirotecnía de esas festividades.

“Es una bendición para nosotros, nos escogieron para que fabriquemos todo lo que es pólvora para estas fiestas de enero en honor al santo, esto nos va ayudar a levantar el taller, a pagar deudas y a comparar material, porque todo está carísimo y hemos tenido que incrementar un poco los precios, pero estamos contentos”, dijo muy animado el propietario de este negocio. 

La inversión para la elaboración de toda la pólvora tradicional de las festividades religiosas les permitirá tener algo de ganancia, que ayudará a pagar a los seis trabajadores del taller, comprar materia prima y cubrir  otros gastos.

Lo cierto es que  Óscar Parrales se ha convertido en un ejemplo de superación personal para sus familiares y amigos de la ciudad, quienes lo admiran por su perseverancia y por ser un buen administrador de su taller a pesar que no logró estudiar.

El celoso cuidado de sus trabajadores ha sido la clave y su éxito, ya que nunca ha tenido un accidente en su taller. “Yo soy bien cuidadoso, hago todo a como me lo indican, tengo mis barriles con agua, mis extinguidores, estamos alejados de la ciudad y en mi taller es prohibido fumar, este trabajo es muy delicado y peligroso y la vida de mi familia y la mía es lo más importante”.

El taller “El Perpetuo Socorro”, está ubicado en la ciudad de Diriamba, en la primera calle del barrio Bagazal, con horarios de atención de las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, fabricando morteros, cohetes y cargas cerradas.

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