Desde el cierre de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro el 5 de febrero de 2021, Nicaragua ha sentido su ausencia. La organización servía de nexo y soporte para distintos organismos y personas afines a los ideales de la democracia liberal y la libertad de expresión.
La Fundación fue vital para los medios independientes. En 2018, cuando fueron perseguidos a raíz de la crisis social y política iniciada por la violencia del sandinismo, la Fundación brindó apoyo a los medios digitales.
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Por años, la Fundación canalizó fondos de la cooperación extranjera, particularmente la agencia estadounidense, USAID, algo que el gobierno de Daniel Ortega utilizó como pretexto para perseguir a la organización con su Ley de agentes extranjeros, aunque algunos analistas consideran que lo que realmente llevó a Ortega a atacar a la Fundación fueron las intenciones de Cristiana Chamorro, cabeza de la Fundación, de postularse para la presidencia en las elecciones de 2021.
Cristiana encabezaba la Fundación que lleva el nombre de su madre, la mujer que venció en las urnas al sandinismo y a Daniel Ortega. Doña Violeta fue presidenta entre 1990 y 1997. Su administración ofreció un contraste al sistema soviético y violento del sandinismo en los ochenta, siendo particularmente abierta a los medios de comunicación, lo que no sorprende considerando que era viuda de Pedro Joaquín Chamorro.
La Fundación llevaba su nombre y su legado más allá de su gobierno, lo que parece haber amenazado al sandinismo lo suficiente como para hacer un ataque frontal. Cuando cerró en febrero de 2021, el periodismo estuvo «de luto» y las cosas sólo empeoraron con la detención de Cristiana en junio del mismo año.
Cristiana y otros empleados de la Fundación también detenidos fueron acusados de lavado de dinero, falsedad ideológica, apropiación y retención indebida por su labor en la Fundación. Hasta la fecha ha habido quince audiencias en la que se han presentado más de una veintena de testigos, muchos de ellos policías.
Sin la Fundación, el periodismo nicaragüense ha sufrido en gran medida ante la persecución gubernamental. Aquel soporte que llevaba consigo la bandera del cambio del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro ahora lo acaba y entierra el sandinismo, recordándonos los días más oscuros bajo el telón de hierro rojinegro.
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