En 1991, un joven llamado Pablo Cuevas decidió casarse con su entonces novia, como todo reciente casado, él quería tener su propia casa para vivir con su pareja. Fue entonces que se dio a la tarea de buscar un terreno por muchas zonas de Managua, hasta que un buen día encontró un pequeño terreno de 7 metros de ancho por 20 metros de largo en el lugar conocido como Anexo Villa Libertad.
A partir de ahí la lucha de ese joven que devengaba el salario mínimo en una empresa, fue titánica y llena de sacrificios, al punto que tuvo que “amarrase el estómago”, privarse de algunos lujos o recreaciones para poder levantar su casita, que actualmente fue confiscada de un plumazo por la dictadura de Daniel Ortega, después de declararlo “traidor de la patria” y despojarlo de su nacionalidad como nicaragüense.
El defensor de derechos humanos afirma que todo el fruto del trabajo de su juventud y el de su familia quedó en manos ajenas de forma arbitraria y abusiva.
“Yo, al igual que mi familia nos tuvimos que someter a muchas privaciones, como cero paseo o compras de algunas cosas, tuve que prestar dinero, desde entonces 33 aguinaldos quedaron invertidos ahí para levantar y mejorar mi vivienda”, relata Cuevas, desde su exilio en Miami.
Despojo de nacionalidad y robo de bienes es «una venganza contra el exilio»
Perseguido
Desde hace dos décadas inició en la defensa de los derechos humanos de forma institucional, y esto la acarreó problemas con la llegada por segunda ocasión al poder de Daniel Ortega, al punto que tuvo que exiliarse al año pasado. Para poder salir de Nicaragua tuvo que teñirse el cabello y después cruzar el peligroso río Bravo en la frontera de México con Estados Unidos.
Asegura que fue muy difícil verse obligado a dejar su casa en Managua y su patria para salvaguardar su vida y la de su familia, tras la feroz persecución del Estado contra las organizaciones y defensores de derechos humanos en este país.
“Durante todo el tiempo como defensor de derechos humanos he sido frontal en contra de los abusos y los abusadores. No me he detenido ante nada para defender a la gente y me he enfrentado contra los violadores de derechos humanos”, subrayó Cuevas.
La tarde del miércoles 15 de febrero el régimen sandinista despojó de la nacionalidad nicaragüense a 94 personas que se encuentran en exilio. Asimismo los despojo de sus bienes, en un acto totalmente ilegitimo y lleno de irregularidades, pasando por encima de las leyes y la Constitución Política de Nicaragua.
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