Eliminar el uso de la palabra «violencia» perpetrada por el Estado de Nicaragua, instar al gobierno que restaure los derechos civiles y políticos, que cese la represión y se fortalezca la democracia, esconden “la suavidad” que pretende imprimir Brasil, el nuevo aliado de Daniel Ortega en la Organización de Estados Americanos (OEA), advierte el analista Manuel Orozco.
El director de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano señala que sin bien se hace un llamado a dejar de reprimir, se trata de una resolución con un lenguaje matizado a favor del dictador Ortega.
Este miércoles inició la 53 Asamblea General de la OEA en Washington, capital de los Estados Unidos. Allá según Orozco, el documento borrador que presentará Brasil para emitir una resolución y que buscará apoyo con otros países, tiene el matiz diplomático de utilizar un lenguaje suave, un cambio de tono, lo que permite ver la situación de Nicaragua desvinculada con la realidad de represión, persecución, tortura, crímenes de lesa humanidad y la suspensión de las libertades civiles en Nicaragua.
OEA ha hecho su trabajo
Según Orozco, la OEA ha hecho bien su trabajo con respecto a la situación de Nicaragua. El porcentaje de votos a favor de las resoluciones para restaurar los derechos civiles, derechos humanos, la mediación, el retorno a la democracia, el respeto a los derechos humanos y la violación de la Carta Democrática ha aumentado de un 60% a casi en un 100%.
“Eso significa que más y más países presionan para que Nicaragua entre en el carril democrático”, explicó Orozco. “Lo que hace falta es presión para que sea una realidad que Nicaragua se encarrile hacia la democracia, el problema es que de los 34 países miembros, sólo seis son democracias funcionales y el resto tienen cierto nivel autoritario”, criticó.
Régimen sordo al llamado colectivo
La OEA celebra esta semana su 53 período ordinario de sesiones de su Asamblea General. Al encuentro han confirmado su asistencia 24 delegaciones de sus países miembros. Nicaragua no estará porque el régimen renunció a pertenecer al organismo hemisférico.
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A criterio de Orozco hay varios mecanismos para exigirle a Daniel Ortega que regrese la democracia al país, pero la herramienta más crucial es la denominada como esfuerzo colectivo, la que implica la voluntad política que se deposita por cada Estado sobre la mediación diplomática de varios países.
La última vez que el régimen de Daniel Ortega asistió a una Asamblea General fue en el año 2020, cuando rechazó la inclusión en la agenda de la crisis que vive el país desde hace cinco años. Desde entonces el organismo y sus países miembros, han llamado al régimen a encausar a Nicaragua a la democracia.
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