El Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (CETCAM) publicó un boletín en el que hacen un análisis sobre el aumento de la represión en Nicaragua y advierten que esta se ha trasladado de manera vertiginosa al círculo de poder del sandinismo.

«En las semanas más recientes, el círculo de poder en Nicaragua se ha visto sacudido hasta los cimientos por las purgas de altos funcionarios públicos y que ya han tocado incluso, a oficiales de primera línea en el ejército», indica el documento.

CETCAM explica que las purgas son de magnitud significativa y que van desde «altos funcionarios públicos, oficiales de primera línea de la policía y el ejército, magistrados y jueces del poder judicial, alcaldes y secretarios políticos del FSLN, entre otros». Además, señalan que a los funcionarios que aun no han sido alcanzados por la «limpia» que, al parecer es dirigida por Rosario Murillo, «les afligen las noticias de la caída en desgracia, humillaciones y encarcelamiento de muchos de ellos en las semanas más recientes».

Una larga lista

El opositor y economista Enrique Sáenz hizo en su cuenta de X un recuento de algunos de los casos más sonados de la purga interna del sandinismo, destacando el más reciente; el asesor presidencial para asuntos del Caribe Steadman Fagot, capturado el 14 de septiembre por el Ejército, luego de señalar a esa institución de consentir el uso de armamento de guerra a colonos que invaden y depredan la reserva de biósfera Bosawás y otros territorios indígenas.

«¿En qué habrá quedado el arresto de Humberto Ortega? No se volvió a saber de él. Tampoco se ha sabido de Carlos Fonseca junior. Igual, pareciera que se tragó la tierra al comisionado general Marcos Acuña, que era jefe de seguridad personal del dictador y fue acusado de insubordinación. También se ignora el paradero de Jorge «el cuervo» Guerrero y del ex jefe de inteligencia de la dictadura, general Rigoberto Balladares. Todos eran parte de «los intocables» de la mafia en el poder», escribió Sáenz.

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Sáenz cuestionó en el caso de Fagot, diciendo que «la dictadura conocía muy bien sus tropelías» y que a pesar de eso decidió nombrarlo asesor presidencial integrándolo al círculo de poder del régimen, hasta que este decidió ofrecer declaraciones no convenientes para Ortega, siendo hasta ese momento cuando denuncian sus supuestos vínculos con el narcotráfico, lo que a su juicio, es «una evidencia más de que la descomposición de la dictadura es irreversible».

¿Cárceles se llenarán de sandinistas?

El pasado 5 de septiembre, Estados Unidos logró concretar negociaciones con el régimen de Ortega permitiendo la liberación de 135 presos políticos.

El temor de muchos sandinistas es que las cárceles sean «rellenadas» con militantes del mismo partido en el poder.

De hecho, el pasado 30 agosto, la Fiscalía al servicio de la dictadura, acusó formalmente a cinco amigos de Carlos Fonseca Terán, hijo del fundador del Frente Sandinista, quienes integraban un grupo de WhatsApp llamado «La Comuna», y en el que al parecer, emitían opiniones que incomodaban a la dictadura. Se les acusó de «robo al Estado» y «corrupción». Se cree que el mismo Fonseca Terán se encuentra detenido.

En otros casos también hay sospechas de arrestos, pero se manejan con gran hermetismo por el régimen. Tal es el caso de la expresidenta de la Corte Suprema de Justicia Alba Luz Ramos, quien desapareció de la escena pública luego de haber sido requerida por la policía, o la exviceministra del Ministerio de Relaciones Exteriores Arlette Marenco, así como varios alcaldes sandinistas entre ellos el despedido más recientemente, Erling Valdivia de Mulukukú.

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Donald Muñoz, Presidente de la Asociación Cívica por la Democracia, considera que la represión «ha comenzado a devorar al propio círculo de poder que ha sostenido al régimen durante años». Cree que a partir de ahora las cárceles podrían volver a llenarse con aquellos a los que ellos consideren «traidores» dentro de sus propias filas, por lo que dice que «nadie está a salvo».

«Por historia es sabido que los regímenes autoritarios con el tiempo entran en una espiral de desconfianza y paranoia que al final se convierte inevitablemente en una persecución de aquellas personas que han sido leales a ese mismo régimen», indica.

En ese sentido llamó a los funcionarios y militantes sandinistas a que «tienen que reflexionar seriamente porque el mismo sistema que ellos han ayudado a construir ahora va a empezar a verlos con recelo, con desconfianza (…) y ni ellos, ni su familia, ni sus allegados están libres de estos ciclos de represión».