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Ortega decide mantener abierta la embajada de Nicaragua en Irán: «estamos en Teherán»

El embajador nicaragüense en Teherán ratifica el apoyo incondicional del régimen Ortega-Murillo al gobierno iraní, profundizando una relación bilateral que genera preocupación internacional

La visita de una delegación iraní en Nicaragua. Foto | Prensa oficialista.

El embajador de Nicaragua en Irán, Ramón Moncada Colindres, emitió una declaración desde Teherán el 17 de junio de 2025 reafirmando el respaldo absoluto del gobierno sandinista a las autoridades iraníes, en un contexto marcado por el recrudecimiento de las tensiones entre Irán e Israel en la región.

Solidaridad incondicional con el régimen teocrático

En su comunicado, Moncada Colindres expresó el acompañamiento de la representación diplomática nicaragüense «ante estos injustificados e ilegales ataques del Estado de Israel», posicionando al gobierno de Daniel Ortega como un aliado incondicional del régimen teocrático iraní liderado por el Ayatolá Ali Jamenei.

La declaración, cargada de retórica revolucionaria, evidencia la profundización de una alianza estratégica que ha generado alarma en la comunidad internacional, particularmente en Estados Unidos y países democráticos.

Una alianza que aísla a Nicaragua

La estrecha relación entre Managua y Teherán representa un alejamiento radical de Nicaragua respecto a sus vecinos regionales y marca una ruptura con los principios democráticos que históricamente caracterizaron la política exterior centroamericana.

Esta alianza estratégica plantea interrogantes sobre las implicaciones geopolíticas para la estabilidad regional. La convergencia entre dos regímenes autoritarios – uno en Centroamérica y otro en Medio Oriente – genera preocupación sobre posibles transferencias de tecnología militar, cooperación en inteligencia y el establecimiento de una presencia iraní en el hemisferio occidental.

Cuestionamientos sobre la orientación geopolítica

El respaldo explícito de Nicaragua al régimen iraní ocurre en un momento de creciente aislamiento internacional del gobierno Ortega-Murillo, tras la sistemática represión de la oposición política, el cierre de organizaciones civiles y la persecución de líderes religiosos y sociales.

La retórica empleada por el embajador Moncada, quien se autodenomina «revolucionario y evolucionario», refleja la búsqueda del sandinismo contemporáneo de legitimidad internacional a través de alianzas con gobiernos autoritarios que comparten su oposición al orden democrático.

Implicaciones para la seguridad hemisférica

Esta alianza Nicaragua-Irán genera inquietud en círculos diplomáticos y de seguridad hemisférica, especialmente considerando las sanciones internacionales que pesan sobre Teherán por su programa nuclear y su apoyo a grupos armados en la región de Medio Oriente.

La presencia diplomática nicaragüense en Teherán, lejos de representar una política exterior independiente, evidencia la subordinación del gobierno sandinista a una agenda geopolítica que contradice los intereses de estabilidad democrática en América Latina.

Autor
Nicaragua Investiga

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