El dictador de Nicaragua Daniel Ortega reapareció después de varias semanas ausente en el acto de celebración del 46 aniversario del 19 de julio al lado de comitivas de bajo rango diplomático de algunos países dictatoriales como Venezuela, China y Rusia.
Ortega se bajó de su auto blindado junto a Rosario Murillo y avanzó con evidentes dificultades hacia la tarima principal. El dictador arrastraba un pie y tenía movimientos muy lentos.
Cuando habló ante una multitud de trabajadores del Estado y militantes sandinistas, se le escuchó una voz ronca y pausada y a ratos se agotaba y detenía su discurso ante la mirada incisiva de Murillo.
Un mensaje sobre el día en que ya no esté
Pero llamó mucho la atención una parte del discurso del dictador y es cuando aseguró que «todos somos Daniel» y posteriormente pareció referirse al momento de su muerte haciendo una advertencia sobre que el poder debe quedar siempre en manos sandinistas.
«Por eso es que no se les ocurra, que en otra etapa de nuestra historia saldrá otro nicaragüense que no tendrá el pensamiento, el compromiso, el principio que se lo heredamos nosotros, ustedes muchachos, yo, le hemos heredado ese principio y lo llevamos en nuestro corazón, en nuestra conciencia y es el principio que aquí nos dejó en el corazón, en el alma nuestro general Sandino cuando le dijo a los yankees ni me vendo, ni me rindo», gritó confundiéndose y casi balbuceando al final de la oración.
Con esta frase de «Todos somos Daniel», el dictador pretende eternizarse como lo que ellos llaman «los muertos que nunca mueren», a quienes les asignan este tipo de slogans para hacerlos ver como inmortales. Así como sucede con Hugo Chávez, a quien se refieren como «el comandante eterno».
Mientras por otro lado, el dictador, expresa un pensamiento parecido al que externó Sandino cuando dijo «Si morimos, no importa, otros nos seguirán», al decir que otros con sus mismos principios deben heredar el poder.
Ortega ya tiene lista la sucesión dinástica, con su esposa, Rosario Murillo en la primera línea y Laureano Ortega de segundo. Sus otros hijos también tienen otros puestos en la estructura de poder.
Primera vez que habla del día que no esté
Esta sería la primera vez que el dictador se refiere, aunque con cierta cautela, sobre el día en que ya no esté, lo que podría indicar que su condición de salud ya lo hace pensar en esa posibilidad.
Recientemente, la dictadora Rosario Murillo tuvo que cancelar tres veces la inauguración del paso a desnivel Julio Buitrago, el cual venden como uno de sus más grandes logros este año, y en cuyo acto se esperaba la asistencia de Ortega. Las repentinas cancelaciones hicieron crecer las especulaciones sobre que el dictador está muy mal de salud.
El 11 de noviembre Daniel Ortega cumple 80 años de edad. Su condición de hoy ha sido la más crítica mostrada en público desde que la vejez le alcanzó en el poder.
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