El portavoz oficialista William Grigsby admitió públicamente las grietas que atraviesan al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), culpando a los medios de comunicación independientes de sembrar dudas entre la militancia partidaria sobre las decisiones del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Durante sus declaraciones, Grigsby reveló la preocupación del aparato gubernamental por el alcance de los contenidos informativos alternativos, que según reconoció, logran penetrar incluso entre simpatizantes sandinistas y generar cuestionamientos internos.
Confirmación involuntaria de reportes independientes
La efectividad de los medios independientes quedó evidenciada cuando el propio régimen se vio obligado a confirmar información previamente difundida por estas plataformas. Dos casos recientes ilustran esta dinámica: la situación del ex comandante revolucionario Bayardo Arce, vinculado oficialmente a actos de corrupción empresarial por la Procuraduría General de la República, y la confiscación del Colegio San José de Jinotepe, reconocida posteriormente por la dictadora Murillo.
Estos episodios demuestran que los reportes independientes han logrado tal credibilidad que el mismo gobierno se ve compelido a pronunciarse sobre los temas que abordan.
Estrategia de desinformación vs. realidad informativa
En sus declaraciones, Grigsby acusó a los medios independientes de emplear tácticas sistemáticas para fragmentar el movimiento sandinista. «Uno de los ejes de ellos es tratar de dividir, por arriba, por el medio, por abajo, por donde quiera, sembrar la duda, y cuál es su método principal, favorito, no es difundir una idea, una propuesta, un liderazgo, no, su método favorito es el método nazi, repetir una y otra vez una mentira con la idea que se haga verdad», declaró el vocero sandinista.
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El portavoz oficialista advirtió sobre lo que considera debilidad en algunos militantes: «de tanto repetirlo algunos de nosotros somos débiles, y terminamos dudando, sino creyendo que es peor».
Llamado al boicot mediático y paradoja del financiamiento
Grigsby instó a los simpatizantes sandinistas a evitar el consumo de contenidos independientes, argumentando que su interacción contribuye al sostenimiento económico de estas plataformas. «Para qué vas a ingresar a una noticia, a una opinión, para que vas a ingresar si les vas a dar de comer en primer lugar con solo ingresar», cuestionó.
Esta declaración revela una paradoja del ecosistema informativo actual, donde incluso los detractores contribuyen al alcance y viabilidad económica de los medios que critican a través de sus interacciones digitales.
Guerra informativa en el espacio digital
El funcionario caracterizó el actual momento como un «escenario de guerra que no es con armas no es con fusiles, es guerra ideológica, cultural, informativa», reconociendo implícitamente que el régimen enfrenta una batalla por el control de la narrativa pública.
Las cifras de audiencia reflejan este desequilibrio: mientras medios independientes como Nicaragua Investiga registran millones de visualizaciones mensuales, los contenidos oficiales del canal parlamentario apenas alcanzan centenares de reproducciones, evidenciando una brecha significativa en el alcance y credibilidad de ambos tipos de mensaje.
Impacto en la cohesión partidaria
Las declaraciones de Grigsby constituyen un reconocimiento tácito de las tensiones internas que atraviesa el partido oficialista, donde la información alternativa ha logrado generar cuestionamientos entre la base militante tradicional.
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Esta situación plantea interrogantes sobre la solidez del aparato de comunicación gubernamental y su capacidad para mantener el control narrativo en un contexto donde las plataformas digitales han democratizado el acceso a la información.
La admisión pública de estas preocupaciones por parte del portavoz oficial sugiere que el régimen percibe una amenaza real en el creciente alcance e influencia de los medios independientes, particularmente en su capacidad para generar dudas dentro de las propias filas sandinistas.
Nicaragua Investiga
