Nicaragua es uno de los países no solo más pobres de la región, sino también de los más vulnerables a fenómenos naturales. En vista de esto a todos los presidentes a lo largo de sus gestiones les ha tocado enfrentar emergencias como los huracanes, fenómenos que han dejado miles de muertos y millonarias pérdidas económicas.
De los últimos tres presidentes, a Arnoldo Alemán le tocó estar al frente de la situación durante el huracán Mitch; a Enrique Bolaños, el huracán Beta; y a Daniel Ortega, por llevar 14 años seguidos en el poder, le ha correspondido aún más: el huracán Félix, el huracán Otto y ahora el huracán ETA.
Arnoldo Alemán
El Mitch azotó Centroamérica a finales de octubre de 1998 con categoría 5. Es el huracán más destructivo del que se tenga registros en la región. En Nicaragua provocó al menos 3,800 muertos, de los cuales más de 2,000 corresponden a las víctimas del deslave del volcán Casita, ocurrido el 30 de octubre.
El presidente Arnoldo Alemán no admitía la magnitud del desastre y fue muy criticado por diversos sectores por negarse inicialmente a decretar el estado de emergencia, “tratando de aparentar normalidad y de dar confianza”, según la revista Envío.
Alemán no creyó a la alcaldesa de Posoltega, Felícita Zeledón cuando esta le pidió ayuda por la catástrofe que estaba pasando en el volcán Casita. De acuerdo a la. revista Envío, Alemán llamó “loca” a la alcaldesa.
El mandatario finalmente declaró el «estado de desastre natural parcial» en determinadas áreas de algunos departamentos. Su argumento fue que una emergencia exigiría suspenderle a los ciudadanos sus derechos civiles. Alemán posteriormente decretó un «duelo nacional» de tres días.
Cuando Alemán visitó las zonas afectadas por el Mitch, en el departamento de León fue abucheado por la población. Los ciudadanos le reclamaban por “no tener sentimientos” y que si hubiera evacuado a la población se habrían salvado muchas vidas. “Degenerado que no tiene conciencia, no tiene corazón”, le gritaba una ciudadana que caminaba apresuradamente detrás de la lujosa camioneta Chevrolet Suburban en la que Alemán se trasladaba. El gobierno dijo posteriormente que eso había sido un montaje orquestado por la alcaldía sandinista de León.
— La metamorfosis de William Grigsby
Enrique Bolaños
Al presidente Enrique Bolaños le tocó en octubre del 2005 estar al frente de la emergencia provocada por el paso del huracán Beta. Con 77 años de edad, Bolaños se mostró activo, coordinando a las instituciones del Estado, dirigiendo él mismo las acciones de apoyo a las familias afectadas. Eso se puede corroborar en videos, reportes periodísticos, e incluso son testigos muchos fieles del actual presidente Ortega, que en esa época eran subalternos de Bolaños, como es el caso del general del Ejército, Omar Halleslevens.
Bolaños no esperó hasta último momento para coordinar las acciones. Decretó la alerta, ordenó evacuaciones y cinco días antes del impacto del ciclón envió a la zona víveres y medicinas. De la misma forma, ordenó a sus ministros de Defensa, Gobernación, Salud y a otros funcionarios viajar a Bilwi, según recuerda Avil Ramírez, quien fue su ministro de la Defensa.
El anciano mandatario se mostró abierto a la prensa, dando declaraciones él mismo sobre lo que estaba sucediendo y las medidas que se estaban tomando.
— Esta es la destrucción que provoca un huracán según su categoría
Daniel Ortega
Desde que Daniel Ortega asumió el poder desde hace 14 años, su gobierno enfrentó el primer huracán el 4 de septiembre del 2007 con categoría 4. El fenómeno natural se llamaba Félix. El gobierno decretó la alerta roja para el Caribe norte y sur de Nicaragua y alerta verde para el resto del país.
Aunque el gobierno afirmó haber predispuesto todo lo necesario, Ortega declaró públicamente que la “situación es más grave que lo que se pensaba en un inicio”.
Al final, el huracán Félix dejó en Nicaragua 159 y más de 600 mil damnificados. Las escenas eran dantescas. Una vez el huracán había pasado, el mar empezó a regresar los cadáveres. En esa ocasión, Daniel Ortega viajó a Puerto Cabezas a recorrer la zona afectada. Fue la última vez que lo hizo.
El huracán Otto golpeó el sureste de Nicaragua el 24 de noviembre del 2016 con categoría 2. El gobierno declaró la emergencia nacional. Ortega delegó en Rosario Murillo la respuesta a la situación. El gobierno no reportó ningún muerto por el huracán, aunque sí hubo una grave afectación en la reserva de biósfera Indio-Maíz.
Ahora con la llegada de ETA, Ortega se ha vuelvo a mostrar ausente y quienes han aparecido hablando de la emergencia han sido Rosario Murillo vía telefónica y otros funcionarios del gobierno.
Ortega y el temor a ser cuestionado
Daniel Ortega prefiere el encierro, escenarios controlados, en los que él pueda responder adecuadamente sin que se le presenten imprevistos.
“Quienes conocen a Ortega saben del terror que tiene al reclamo público. Evita exponerse a un debate. No puede controlar el sentirse humillado”, asegura el periodista Fabián Medina en su libro El preso 198.
Medina señala que luego de la caída de Anastasio Somoza Debayle, Ortega “intentó ser un humano normal, salir con la familia a comer y andar por las calles aunque sea con escoltas como hacían otros comandantes”, pero que “un par de incidentes públicos lo convencieron de las ventajas de sus encierros”.
“Un día, en 1980, llegó con algunos miembros de su familia a comer al China Palace, un restaurante que estaba ubicado por Plaza El Sol, por donde ahora es el edificio de la Policía. De repente alguien de una mesa vecina lanzó un comentario despectivo al aire, una chifleta como se le llama en Nicaragua a la indirecta. No lo soportó. Pegó un manotazo a su mesa y dijo: —¡Nos vamos! En otra ocasión, circulaba por el sector de Camino de Oriente, en Managua, y pasaba justamente por la cafetería La Crema Batida, cuando alguien le gritó un insulto. Detuvo el carro y ordenó a sus escoltas que detuvieran al hombre, presumiblemente borracho. Él mismo quería golpear a quien le había gritado”, manifiesta el periodista.
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