Los hijos de Daniel Ortega y Rosario Murillo tienen cada vez mayor protagonismo en los asuntos del Estado, y el último caso es el de Daniel Edmundo Ortega, director de Canal 4, quien el pasado miércoles apareció como miembro de la Comisión Nacional del Plan Invierno.
Daniel Edmundo estuvo rodeadode miembros del Ejército de Nicaragua, de la Policía Nacional, representantes del Ministerio de Gobernación, de los Bomberos, del Ministerio de Salud, del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER), y del Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (INIFOM), entre otras instituciones del gobierno.
Su incorporación a la comisión estatal fue como representante “de los Medios del Poder Ciudadano”, es decir, la maquinaria mediática controlada por él y Rosario Murillo desde el Consejo de Comunicación y Ciudadanía, y que aglutina tanto a medios estatales como a los que son propiedad de la familia presidencial.
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Este hecho llama poderosamente la atención, ya que, según algunos críticos viene a dar una idea del concepto de Estado que tiene la pareja presidencial, pero también el interés que tiene esta en delegar cada vez más en sus propios hijos los asuntos de gobierno.
“Aquí se ha confundido familia, Estado y partido. Ese es el asunto, el manoseo, el nepotismo, la manipulación, aquí una sola familia ha manipulado todo”, indica el opositor Gabriel Putoy, integrante del Grupo de Reflexión de Excarcelados Políticos (GREX).
“También es parte de la desconfianza, porque ellos ya no confían en nadie, ellos creen que cualquier día pueden recibir un golpe de la persona que menos se lo esperan”, sostiene el exprisionero del régimen.
Funcionarios se ponen una “careta”
Putoy destaca que esa desconfianza se avivó todavía más luego que el 23 de marzo pasado el propio Embajador en la Organización de Estados Americanos (OEA), Arturo McFields, le dio la espalda al régimen y denunció los crímenes que se cometen en Nicaragua.
“Si hay algo que los funcionaron públicos tienen es que se ponen la careta que los señores de la dictadura quieren ver. Cada vez que vos vez un acto público, es la asistencia de trabajadores del Estado a una fiesta de máscaras”, subraya el opositor.
Daniel Edmundo, de mantener perfil bajo a atacar a medios independientes
Daniel Edmundo fue hasta hace muy poco uno de los vástagos de Ortega que prefería mantener un perfil bajo. No obstante, de repente empezó a encabezar reuniones con medios internacionales, a acompañar a su hermano Laureano Ortega a otros países y a lanzar furibundos ataques a la oposición y a los medios de comunicación independientes.
Un ejemplo de ello ocurrió el pasado martes durante una reunión con la agencia de propaganda rusa Sputnik, en la que acusó de “golpistas” a los medios y periodistas nicaragüenses que no se acoplaron al discurso oficial durante las protestas antigubernamentales del 2018.
“Estamos en una batalla constante para contrarrestar las campañas de mentiras y falsedades que se lanzan en contra de nuestros pueblos. Estas campañas de manipulaciones, noticias falsas, fake news, montajes, coreografías y teatros prefabricados, son fenómenos que hemos sufrido en nuestros países, y que buscan alterar la estabilidad, la seguridad y la paz”, aseguró.
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Nepotismo y proyecto dinástico
Otros hijos de Ortega a los que se les ha visto involucrados en asunto de gobierno son Rafael, quien ha viajado a reuniones internacionales en calidad de “delegado presidencial”; Laureano, que es asesor presidencial para las Inversiones, Comercio y Cooperación Internacional; y Camila Ortega, que es coordinadora de la Comisión Nacional de Economía Creativa.
El abogado y activista Juan Diego Barberena afirma que este tipo de cosas “denota nepotismo y confusión Estado, familia , partido”.
“En casos de nombramientos como asesores presidenciales y ministros consejeros de los hijos de Ortega, refleja una violación al texto constitucional y a la ley del servicio civil y la carrera administrativa”, explica.
Barberena considera que lo más peligro de esto es el hecho de que esto forma parte de un plan sucesorio.
“Lo que me parece más grave es que son pasos encaminados a la sucesión dinástica”, señala.
Un analista que habló bajo anonimato también cree que se trata de algo calculado y encaminado a los planes de sucesión de la pareja presidencial.
“Ortega y su mujer son dos ancianos y pensaron que puliendo a Laureano por más de 10 años como su sucesor bastaba, pero las protestas del 2018 les demostró que no era así. Son cuatro años de desgaste interno en el Frente y en el mismo gobierno. Se sienten traicionados y ya no confían más que en sus hijos. Los están preparando, imponiéndolos ante los súbditos como parte del proyecto dinástico», indicó.
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