El gobernante Frente Sandinista (FSLN) está celebrando un aniversario más del inicio de la insurrección final de la revolución que el 19 de julio de 1979 derrocó mediante las armas al general Anastasio Somoza Debayle, el último de la dinastía somocista.
Durante su intervención por los medios de propaganda oficialistas, la vocera del régimen, Rosario Murillo, recordó que hace 43 años 11 jóvenes murieron luchando contra los Somoza en Masaya. Esta es una ciudad caracterizada por este tipo de alzamientos, incluso contra los mismos sandinistas, ya que en el 2018 decenas de jóvenes fueron masacrados por el régimen de Murillo y Daniel Ortega durante las protestas antigubernamentales de ese año.
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“Estamos iniciando junio. 43 años de victorias, 43 años desde estos caminos que nos llevaron bendecidos con la sangre santa de héroes y mártires que en todo el territorio han hecho florecer la paz. Esa sangre santa nos ha empujada a dejar atrás el odio, la muerte, los malos corazones, la perversión”, dijo Murillo, pese a que en diciembre del 2018 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señaló a las principales autoridades de Nicaragua, incluyéndola a ella, de cometer crímenes de lesa humanidad.
En los años ochenta el régimen sandinista decreto el reclutamiento forzoso de miles de jóvenes para mandarlos a la guerra que sostenía contra la Contrarrevolución. Eufemísticamente le llamó Servicio Militar Patriótico). Ahora Murillo agradece a esos “miles y miles de nicaragüenses heroicos”, que según ella, “se han ofrendado” por la cuestionada paz sandinista.
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“Dios nos ha dado estos 43 años para seguir aprendiendo, para seguir luchando, para seguir viviendo lo que corresponde, en cristiano lenguaje y cristianas prácticas, a un pueblo bueno”, manifestó la vocera del régimen.
El primer régimen sandinista, llamado también revolución sandinista, llegó a su fin en 1990 cuando los comandantes se vieron obligados a dejar el poder al ser derrotados mediante elecciones por un conglomerado de movimientos políticos opositores encabezados por Violeta Barrios de Chamorro. La herencia fueron miles de muertos, cientos de miles de exiliados, la economía del país destruida y una deuda externa de casi 11 mil millones de dólares.
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