En una reunión privada el 24 de abril del 2009 la entonces jefa de la Policía Nacional, primera comisionada Aminta Granera, confió al embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, estaba “completamente loco” y que este creía que existía un grupo de monjas para que lo asesinaran.
Así quedó plasmado en unos cables diplomáticos filtrados por Wikileaks y datos a conocer este lunes por el medio de comunicación Confidencial.
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El cable data del 27 de abril del 2009, es decir, tres días después de haberse dado la conversación entre el diplomático y la ahora exjefa policial, quien se mantuvo en el cargo del 2006 al 2018.
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Ortega desconfiaba de Granera
De acuerdo a Confidencial, la reunión se dio en el marco de una firma de carta de entendimiento sobre la Iniciativa de Mérida, entre el Gobierno de Estados Unidos y el de Nicaragua. Granera manifestó a Callahan que Daniel Ortega estaba “completamente loco” y que era “una amenaza para el país”.
Al respecto, según Granera, Ortega creía que había “unas monjas que están rezando para que lo asesinen”.
En los cables diplomáticos también se revela que Ortega tenía mucha desconfianza de la popular jefa policial, porque supuestamente esta conspiraba en su contra.
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De acuerdo a los documentos, Granera temía al líder sandinista y que lo único que la mantenía a “salvo de la hostilidad de Ortega” era su popularidad.
“Se sentó al lado del embajador, tomó su brazo y habló en un susurro”, afirma el cable, que describe a Granera “visiblemente angustiada y agitada”.
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Granera afirmaba: “No sé qué hacer”, y hasta confió al diplomático que Daniel Ortega “temía su potencial como su rival (electoral) de ser como una “próxima Violeta” Barrios de Chamorro.
Granera se negó a reunirse con el embajador
Callahan, que llegó en agosto del 2008 a Nicaragua, revelaba que esa fue “la primera oportunidad” que tenía de conversar directamente con la jefa de la Policía, pero cuando le sugirió que se reunieron en su residencia para un desayuno o almuerzo, Granera “respondió que no se atreve, ya que solo alimentaría las sospechas de Ortega”.
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Ya en ese entonces la delegación diplomática estadounidense señalaba que la única persona que tenía influencia en Ortega era la primera dama Rosario Murillo.
Pese a sus confidencias con el embajador estadounidense, Granera aceptó en el 2011 la reelección como jefa de la Policía Nacional. Si bien en el 2018 renunció a su cargo en plena masacre de opositores, un año después salió a saludar la caravana de Ortega durante el aniversario del Repliegue a Masaya.
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