Este lunes, el país se levantó más temprano que de costumbre. Los estudiantes que fueron por la mañana a clases salieron de casa con los primeros rayos de sol y los que van por la tarde lo harán en pocas horas. Unos 1.8 millones de estudiantes van a las escuelas de preescolar, primaria y secundaria este año, según los números del Ministerio de Educación, Mined.
La tradicional algarabía azul y blanco de cada enero, agitó el comercio local este fin de semana. A muchos padres se le vio haciendo las compras a “toda carrera” en los principales centros comerciales y mercados de Nicaragua, donde las familias se agolparon en busca de uniformes, calzados, mochilas, libros y cuadernos.
La queja entre quienes asistieron estos días a buscar los insumos escolares es que todo “está más caro que nunca” y “los precios se han disparado demasiado”.
Caro retorno a clases
Doña Lucía Inés Sánchez, de Masaya, madre de dos menores de edad de 9 y 12 años, sacaba cuentas con la calculadora de su celular una y otra vez frente al estante de cuadernos de una librería del Mercado Oriental, en Managua. A ratos se le miraba negar con la cabeza los resultados de sus cálculos.
Al final y después de regatear, compró la mitad de la lista de útiles que le emitió el colegio donde van a estudiar sus hijos y se quejó: “Ni quiera Dios, más de 2.000 córdobas en cuatro cositas y les quedo debiendo más útiles a los chavalos…no, pero con eso que se acomoden, no hay para más”.
El dueño de la librería le explica con compasión: “es que todo nos vino más caro doña Lucía, pero aquí siempre rebajo alguito”.
Aparte, Luciano, dueño del puesto, nos confiesa que aunque los cuadernos y demás útiles están exentos de impuestos, los costos de los materiales han subido entre 15 y 25 por ciento y los alquileres de locales, siguen tasándose en dólares, aumentando el costo de almacenamiento y traslado.
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La inflación más alta de Centroamérica
La escena es la misma en los tramos de ese sector cercano a Ciudad Jardín, donde venden uniformes y zapatos: regateos, quejas, lamentos y cálculos.
La queja social tiene una explicación económica: de acuerdo con datos del Consejo Monetario Centroamericano (CMC), obtenidos de los reportes oficiales de cada país, Nicaragua cerró el año 2022 con la tasa más alta de inflación de Centroamérica con 11.59%, encima de Honduras con 9.80%.
Nicaragua, de 6.4 millones de habitantes, cerró el año 2021 con cifras acumuladas de inflación de 7.21%, es decir, casi 38 por ciento menos inflación que el año pasado.
La sombra de la migración
A la profesora “Maritza”, le pareció extraño que sus dos mejores alumnos de sexto grado llegarán siempre asoleados a clases de Matemáticas, a partir del segundo semestre, en el colegio Fe y Alegría de Ciudad Sandino.
Los dos niños, de 11 y 10 años, primos hermanos, contaban divertidos que iban a clases de natación en el complejo público de ese municipio por las tardes y por ello, a veces, no les daba tiempo de realizar tareas.
Maritza llamó a la mamá de los muchachos para quejarse. La respuesta de la madre la entristeció: la prioridad para su familia era que todos aprendieran a nadar porque iban a cruzar El Río Bravo a fin de año y no querían correr el riesgo de ahogarse por no saber nadar.
Los dos jóvenes terminaron el curso 2022 y no se presentaron a retirar notas ni a la promoción en diciembre. La profesora entendió la situación y se alarmó de otro dato: al menos ocho muchachos del grupo de los hermanos migrantes también se fueron del país con sus padres al concluir el año escolar.
“No puedo decir que se fueron todos, no sería realista, pero que se te vayan 10 a 12 muchachos de un aula a otro país, es un indicador de un fenómeno migratorio alarmante”, confiesa bajo condición de anonimato la docente.
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“Aulas tristes”
Junto a la carestía de la vida, otro factor de incertidumbre en el retorno a clases es el tema de la migración: el año 2022 es considerado por expertos sociales como el año en qué más nicaragüenses se fueron del país.
La situación se reflejó en grandes filas de personas en oficinas de Migración demandando pasaportes; en constantes despedidas de familias ante buses que parten de todas las ciudades hacia las fronteras y en las noticias de muertes, secuestros y accidentes de nicaragüenses en su ruta terrestre a Estados Unidos a través de México.
Si bien no hay cifras oficiales, porque las autoridades migratorias de Nicaragua centralizan los datos, los ocultan, maquillan o manipulan, los reportes de diferentes fuentes migratorias estiman que más de 328.443 nicaragüenses salieron del país en 2022.
Ellos se suman a un éxodo de 604.485 nicaragüenses (según datos del investigador Manuel Orozco al medio Confidencial), desde 2018, cuando iniciaron las protestas sociales que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo aplastaron con saldo de 355 muertes, según informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. A eso hay que sumarle más 2,000 heridos y 237 de presos políticos que el régimen mantiene en sus cárceles.
También docentes
Una caracterización de los migrantes refleja que una gran parte de los nicaragüenses salieron de aulas y colegios, siendo tanto docentes como estudiantes de diferentes niveles académicos.
Aunque la migración de nicaragüenses no es registrada de forma oficial, un solo dato da cuenta del fenómeno social: Migración y Extranjería reportó en su sitio web que entre el 17 de septiembre y el 7 de octubre se emitieron 20.192 pasaportes, incluidos cerca de 2.000 para menores de edad.
Ese mismo mes, una encuesta de la firma costarricense Cid Gallup efectuada entre septiembre y octubre, divulgada por Confidencial reveló que un 57% de los nicaragüenses, está dispuesto a migrar, sobre todo a Estados Unidos.
A pesar de ello, las autoridades gubernamentales celebran una retención escolar del 98% en 2022, de acuerdo a cifras del ministro asesor presidencial Salvador Vanegas al portal oficial El 19 Digital. La cifra es cuestionada por un miembro de la Unidad Sindical Magisterial de Nicaragua, quien estima que la deserción escolar promedio en el sistema público ronda entre el 7 y 9 por ciento anual.
“Y no dudamos, de acuerdo a reportes de nuestros docentes en los territorios, que esa cifra subió al menos al 15% de deserción total en 2022, principalmente por la migración”, estima desde el anonimato en un municipio de Nicaragua.
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Remplazan puestos con adolescentes
De acuerdo a sus datos, el Mined cerró el ciclo escolar 2022 con un déficit de hasta el 10% de docentes, principalmente en las plazas rurales. “Hay colegios de Matagalpa, Jinotega y Chontales, donde se fueron del país la mitad de los profesores y la mitad de los estudiantes. Hay un caso en Pantasma donde no quedó nadie, ni estudiante ni profesores”, cuenta.
Esta situación, a criterio de este docente que ahora imparte clases en un colegio privado de su municipio, llevó al Mined a reclutar a chavalos desde 17 años para formarlos como profesores para reforzar las pérdidas de docentes del año pasado.
“El Mined anunció una capacitación a 60.000 profesores de todos los niveles este año antes de ingresar a clases, de esos hay unos 8.000 chavalos de secundaria que están formando como docentes para llenar los cupos que se han venido perdiendo por migración desde 2018”, señala.
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