- Este artículo fue publicado originalmente en noviembre de 2019.
Ángel Gahona murió por un tiro certero en su cabeza mientras transmitió en vivo los saqueos de Bluefields, una de las ciudades caribeñas insurrectas desde la crisis iniciada en abril en Nicaragua. Tiempo atrás, el periodista había anunciado que su muerte sería grabada, era su deseo, de acuerdo al relato de su esposa y periodista Migueliut Sandoval.
Cuando a Gahona le preguntaron -en reiteradas ocasiones- si sentía miedo por su trabajo de cobertura a tiroteos o quiebres de droga en la zona caribeña del país, -una de las regiones usadas como ruta de narcotráfico debido a la posición geográfica-, él respondía “Es que yo siento la adrenalina en mí”, según recuerda hoy su esposa y colega de trabajo en “El Meridiano”, el noticiero que ambos fundaron hace más de 10 años.
¿Y sabes cómo quisiera morir yo? Yo deseara morir y que mi muerte quede grababa. De esa forma Ángel solía anunciar su muerte, según recuerda Sandoval en conversaciones con Nicaragua Investiga.
La frase clave
“Yo quiero morir y ser yo mismo el que grabe cuando yo caigo y que todo el mundo conozca cómo nos viven oprimiendo acá en Nicaragua”, decía el periodista. Sus palabras tuvieron poder más allá de servir como vehículo para informar el acontecer local.
La noticia de su asesinato recorrió el mundo y recibió condena de organismos internacionales como la Sociedad Interamericana de Prensa SIP y Reporteros Sin Fronteras.
Ese deseo, incomprendido por muchos y catalogado de “valiente” a consideración de otros, esboza el carácter y la pasión que sentía por su trabajo.
Tenía el “feeling”
Sus colegas lo confirman. Ileana Lacayo habla de él y el recuerdo de un muchacho universitario con ganas de comerse el mundo desde que lo conoció. Ángel era un soñador, a criterio de sus colegas de otros medios de comunicación local a quienes prometió revolucionar la televisión local llenando los vacíos y saltando las debilidades que identificada en el quehacer periodístico.
Su promesa no se quedó en pláticas que hacen ilusión al gremio ni en el entusiasmo de un principiante que intenta proyectarse: Gahona fundó junto a su esposa Migueliuth el noticiero “El Meridiano” un espacio informativo sostenido por su habilidades de editor, camarógrafo, reportero, técnico y demás perfiles que se deben llenar en un medio de comunicación.
Esa capacidad para identificar oportunidades y el conocido “olfato periodístico” que le caracterizaba no le abandonó nunca. Publicó varios entregas periodísticas de denuncia a tomatierras, característicos en la zona. Incluso, ese olfato y valor no le abandonó momentos antes de su asesinato.
“Ileana, hay que cuidarnos porque estos majes van con todo”, recuerda Ileana Lacayo, también periodista de la zona caribeña y colega de años de Gahona.
La periodista recuerda la primera vez que lo conoció en un taller de comunicación “Me llamó la atención porque, como yo soy del mundo de la comunicación, encontrar gente joven que le guste el feeling, que tenga pasión por esto, pues, es impresionante porque sabés que son tu relevo para todo eso”.
Era chispa
No había quien no lo conociera, ni quien le hablara. Era conocido por esa “chispa” con que se caracteriza a las personas enérgicas. En lo que hacía era un apasionado, adicto a la adrenalina que sentía al conducir su moto y dar cobertura a sucesos, así como también un bromista de tiempo completo, incluso en momentos inesperados.
“Era una persona bastante ocurrente, ocurrente en el sentido de que nunca te imaginás que, cuando uno estaba arrecho por una situación, él salía con cualquier cosa para hacerte reír”, recuerda hoy Neida Dixon, comunicadora de la zona caribeña.
Antes de la señal
El asesinato de Gahona quedó grabado en la última transmisión en vivo que hizo a dos cuadras de su casa. Era el último reporte de la noche, según prometió esa noche a su esposa, aunque era difícil creerle, pues en esa ocasión no había horarios ni se sabía cuál sería la “Última Hora” debido a las protestas ciudadanas en todo el país en rechazo al Gobierno del Presidente, Daniel Ortega.
Ileana fue la última persona en acompañar a Ángel haciendo lo que más amaba: Reportear. Ambos dieron cobertura a los saqueos y pese al evento traumático que representó ver a su colega tendido en el suelo tras el disparo, hoy lo recuerda por su carisma:
“Quizá las imágenes que están en mi mente son Ángel alegre, Ángel dando bromas, haciéndonos reír, burlándose de nosotros, burlándose de él mismo”, La comunicadora remarca que la personalidad de Ángel era superalegre, bailarina.
“Una foto que me queda en el recuerdo para toda la vida es una foto de él conmigo bailando palo de mayo y con una expresión superalegre, así era Ángel”. Ese recuerdo quedó inmortalizado en una fotografía que aun se conserva en el perfil de Facebook de Ángel Gahona.
Una hora antes de que asesinaran a Ángel, alertó a su compañera de reporteo de posibles ataques letales a la población “Él fue la víctima del plan que ya tenía la Policía y que tenía el grupo político de la región para asesinar a alguien”, señala Lacayo
“Cuando él va en el trayecto, pasa el jefe de la Policía enfrente de él, se coloca a tres metros de él sobre el mismo andén de la Alcaldía, el sube y nosotros tenemos captado, una de las colegas tiene la toma de frente, cuando el jefe de la Policía hace una seña, asiente con la cabeza, hace así, inmediatamente, el bum, el disparo”, detalla Lacayo después de haber visto distintos videos desde varios enfoques.
Neida Dixon daba cobertura el día del asesinato que cataloga como terrible y desgarrador una y otra vez. Esa tarde oyeron un estruendo cerca “Cuando ya él cae, yo veo, yo me suspendo y comienzo a correr. Yo pensaba que se había tirado porque era hasta llegar a ese extremo de tirarse. Era ese tipo (de persona), entonces, cuando yo llego y veo la sangre, solo imagínate, de ver a un ser querido, que, más que mi colega, mi amigo, entonces, yo fui la que comencé a gritar como loca”, recuerda.
En la misma escena, de la transmisión en vivo de Gahona se escuchó a una mujer gritar desesperadamente tratando de reanimarlo y asegurándose de que siguiera con vida. “Ileana Lacayo cree y está segura que fue el jefe de la Policía, el comisionado Valle, que dio la orden para disparar y matar a Ángel Gahona”, acusa la periodista que se ve en los videos del suceso.
No hay culpables
Dos años después, la impunidad continúa. El noticiero El Meridiano se quedó sin su fundador y Ángel Gahona pasó a ser el primer periodista asesinado en el contexto de las protestas contra el actual Gobierno sandinista.
«No hay persona que pueda ocupar su lugar porque él tenía sus características propias, sus cualidades propias de cómo él hacía su trabajo y que, definitivamente, a nosotros nos arrebataron un compañero, un compañero que, además de ser apasionado con su trabajo y que le daba voz a mucha gente, que creo que también se sienten lesionados hasta el día de hoy” comparte Hazel Zamora, periodista que vio nacer el proyecto noticioso de Gahona y su esposa.
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