Olesia Múñoz fue de las últimas presas políticas en ser liberadas. Su imagen representaba una fuerza moral para la comunidad de Niquinohomo en Masaya, donde participó activamente en protestas y tranques que trataron de presionar a Ortega en los días más álgido de la crisis iniciada el 18 de abril de 2018.
Olesia se dedica a cantar el coro de su iglesia ya que goza de una voz privilegiada con la cual trató de consolar a otras presas en la cárcel «La Esperanza» a quienes desde la soledad de la prisión les cantaba cánticos cristianos para motivarlas y fortalecer su fe.
- Te interesa: Régimen libera a Lucía Pineda y Miguel Mora
«Lo más triste que he vivido es el momento en que me capturan con toda mi familia, los niños, les apuntaron con las akas , no sé si o hicieron para fregar mi psicología, luego me trasladaron a Masaya y en Masaya fui brutalmente golpeada, me pusieron una bolsa en la cabeza y me abrieron las piernas a golpes y guardias hombres comenzaron a golpearme las partes de abajo de mis piernas», dijo Olesia en una entrevista a Nicaragua Investiga.
Olesia relata que los policías insistían en obligarla a confesar quien financiaba sus operaciones en Masaya y que la amenazaban con matarla e irla a lanzar al volcán Masaya.
«Al día siguiente me sacan de nuevo, me vuelven a golpear con un fajón y de ahí me arrancaron las uñas del dedo gordo», cuenta con nostalgia.
Olesia fue recluida junto a su hermana, aunque los oficiales se ensañaban más con ella porque era un rostro visible y una figura respetada y admirada en su comunidad.
You must be logged in to post a comment Login