La dictadura nicaragüense ha desatado una purga que está alcanzando a las figuras históricas del sandinismo. Tras el arresto de Bayardo Arce, uno de los operadores políticos más antiguos de Daniel Ortega, Lenin Cerna, exjefe de la Dirección General de Seguridad del Estado (DGSE), ha huido de su hogar para evadir la captura. Este movimiento marca un punto de inflexión en la dinámica del poder dentro del régimen, exponiendo las profundas divisiones y la paranoia que caracterizan a la cogobernante, Rosario Murillo.
Lenin Cerna, un nombre que, dentro de las filas del FSLN, infunde temor y respeto a partes iguales, ha sido durante décadas uno de los hombres de confianza de Daniel Ortega. Nacido en una familia de refugiados comunistas salvadoreños, se unió a los sandinistas a la edad de 17 años. Su vida, marcada por la clandestinidad y la violencia, lo llevó a ser el director del temido órgano de seguridad durante la primera dictadura sandinista, una institución vinculada a un sinfín de muertes, desapariciones y crímenes de lesa humanidad.
A pesar de su historial, Cerna fue considerado uno de los hombres más influyentes en la vida de Ortega, al punto de ser su confidente. Sin embargo, su poder comenzó a desvanecerse en 2011, cuando Rosario Murillo lo destronó de la Secretaría de Organización del FSLN y lo apartó del llamado «círculo de hierro». A pesar de un breve regreso a labores de inteligencia tras la crisis de 2018, Murillo se aseguró de mantenerlo alejado de cualquier influencia real.
La reciente persecución contra Cerna y su esposa, Marisol Castillo, no es un hecho aislado. Se enmarca en una estrategia de Rosario Murillo para consolidar su poder y asegurar la sucesión dinástica. Para ella, los líderes con peso político e histórico, como Cerna y Arce, representan una amenaza. Fuentes cercanas al régimen señalan que Murillo, sumida en un estado de paranoia, ve en estos personajes una debilidad en su control, a pesar de que ellos mismos contribuyeron a la construcción del aparato represivo que ahora se vuelve en su contra.
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Su raro matrimonio
Lenin Cerna fue liberado por el Comando Juan José Quezada en diciembre de 1974. Por más de 7 años compartió celdas con Daniel Ortega. Ambos fueron canjeados ese día por esos guerrilleros que entraron a la casa del diplomático José María Castillo, quien realizaba una fiesta para varios embajadores.
El FSLN demandó a Somoza varios millones de dólares, un avión y más de 50 presos sandinistas. Fue así como se liberó a Cerna. Aunque en el acto mataron a José María Castillo. Irónicamente, padre de la actual esposa de Cerna, con quien huye de la dictadura.
Cuando ya estaba en Cuba, Cerna revisó las cajas de objetos y documentos que los guerrilleros sandinistas se robaron de la casa de Castillo. Había ahí una foto del diplomático asesinato con su hija, Marisol. Cerna se enamoró solo con verla y se empecinó en conquistarla hasta que logró casarse con ella.
Murillo molesta
La fuga de Lenin Cerna no solo evidencia el quiebre entre las viejas glorias del sandinismo y el actual poder de Murillo, sino que también resalta el modelo de poder que ella ha instaurado: colocar en puestos clave a figuras débiles, leales únicamente a ella y sus hijos. Ahora, con Cerna en la clandestinidad, la cacería interna se intensifica, y el régimen que él ayudó a forjar parece dispuesto a devorarlo.
Nicaragua Investiga
