La oposición mexicana salió a las calles este domingo en varias ciudades del país a protestar contra una polémica reforma electoral promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador que, alegando que pone en riesgo las elecciones generales de 2024.
El miércoles, el Senado, dominado por el oficialista Morena y sus aliados, culminó la aprobación de una reforma al Instituto Nacional Electoral (INE) que, entre otras cosas, recorta su presupuesto y competencias por medio del cierre de oficinas y despido de funcionarios para ahorros millonarios.
En Ciudad de México, miles de manifestantes llenaron la emblemática plaza capitalina del Zócalo, el centro del poder mexicano, y calles aledañas, muchos de ellos ataviados con indumentaria rosa, el color de la institución electoral que las protestas han tomado como símbolo.
Entre los participantes se encontraba Alejandro Moreno, presidente y diputado de uno de los principales grupos opositores, el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
«¡Las mexicanas y mexicanos estamos del lado de la democracia, juntos nos hacemos escuchar para que no se destruyan las instituciones democráticas del país!», dijo Moreno en un tuit acompañado de una foto suya en mitad de las protestas.
Verónica Echevarría, una psicóloga de 58 años de Ciudad de México que participaba en la protesta, dijo que le preocupaba que la reforma del INE sea un intento de López Obrador de tomar el control de la autoridad electoral para poder mantenerse en el poder.
«Estamos luchando para defender nuestra democracia», dijo, ataviada con una gorra en la que se podía leer «El INE no se toca».
A fines del año pasado, miles de personas también salieron a protestar contra la reforma. Una vez que entre en vigencia, la oposición recurrirá las modificaciones ante la Suprema Corte de Justicia.
Los cambios han sido vistos por los analistas como un intento del mandatario para debilitar al INE y generar un retroceso democrático. Pero el presidente ha defendido su iniciativa asegurando que fortalecerá la democracia y reducirá la influencia de intereses económicos en la política.
«Normalmente, los presidentes buscan tener gobernabilidad y estabilidad para su sucesión. Pero el presidente (López Obrador) está generando incertidumbre», dijo Fernando Belaunzarán, un político opositor que ayudó a organizar la protesta.
Este domingo Belaunzarán anunció en sus redes sociales que habría marchas en más de 100 ciudades.
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En junio del próximo año los mexicanos elegirán al sucesor de López Obrador, un izquierdista de 69 años quien afirma que le robaron la presidencia dos veces antes de que finalmente logró una aplastante victoria en los comicios de 2018.
Si bien los cambios aprobados esta semana son menos ambiciosos que la reforma constitucional original pretendida por el presidente, modifican significativamente la composición del INE y eliminan el 85 % de las plazas de su servicio profesional, un mecanismo que garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a la administración pública con base al mérito.
Según un análisis del propio INE, la reforma pone en riesgo la confección del padrón electoral, la instalación de casillas, los cómputos de los votos y la fiscalización de los partidos políticos y de las campañas electorales.
López Obrador dijo esta semana que la institución es uno de los organismos electorales más costosos, además de tener un papel «antidemocrático», y calificó las protestas de este domingo como «una manifestación para defender al viejo régimen corrupto».
Para muchos analistas políticos, el INE y su predecesor, IFE, jugaron un papel clave en ayudar a crear una democracia pluralista que en 2000 puso fin a décadas de gobiernos del otrora todopoderoso Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Las encuestas muestran que Morena es el gran favorito para ganar las elecciones de 2024. Sin embargo, los críticos argumentan que López Obrador no confía tanto en que su partido pueda retener el poder sin interferir en el proceso electoral.
«(La reforma) afecta de forma importante la capacidad operativa del INE, así como la organización de la jornada electoral, la cual estaría sometida a múltiples riesgos, ante el debilitamiento del máximo órgano electoral», dijo la senadora Gina Cruz, del opositor Partido Acción Nacional (PAN). «El fin último y real del presidente es robarse las elecciones de 2024».
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