Unas 237 misas se dejaron de celebrar en el Día de los Fieles Difuntos en Nicaragua, luego de que Rosario Murillo las prohibió en todos los cementerios, públicos y privados, afirmó la investigadora de la violencia del régimen contra la Iglesia católica, Martha Patricia Molina.
Molina considera que la cifra se queda corta, porque se basa sobre que en todo el país ese es el número de cementerios existentes, pero es evidente que en algunos cementerios estaba presupuestado celebrarse más de una misa en cada uno de ellos.
La investigadora agregó que la Policía anduvo reprimiendo en los cementerios, revisando teléfonos celulares, y, como algunas personas pintaron las tumbas de sus familiares fallecidos a última hora, los uniformados también prohibieron que los sepulcros fueran pintados con color azul.
Desde las protestas de 2018, la dictadura le tiene aversión a la combinación del azul y blanco, los colores patrios, porque con ellos se identificó la población que se manifestó en su contra en ese año.
Fue notorio que hasta el cardenal Leopoldo Brenes no pudo celebrar su acostumbrada misa de cada 2 de noviembre en el cementerio general de Managua.
En Bluefields, los policías tampoco no dejaron oficiar misa en el cementerio de esa ciudad al obispo Francisco Tijerino, según informó Radio La Costeñísima.
«Se trata de una paranoia tremenda», dijo Molina.
Rosario Murillo ordenó que no se realicen misas en los cementerios en el Día de los Fieles Difuntos
«Altísimos niveles de debilidad»
Con esas prohibiciones, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo violentó el derecho que tienen los nicaragüenses honrar a los muertos y, también, mostró «altísimos niveles de debilidad», comentó la defensora de derechos humanos, Haydée Castillo.
La opositora indicó que el temor está revertido, porque ya no es el pueblo el que teme, sino que a la dictadura le horroriza que «el pueblo se reúna, más de dos, más de tres».
«Se sienten en peligro. Ese peligro viene de su misma vulnerabilidad, de su conciencia, que les dice que el pueblo ya no los soporta», expresó Castillo.
La defensora de derechos humanos recordó que el pueblo de Nicaragua es espiritual y los muertos tienen un significado en sus vidas.
«La dictadura quiere quebrarnos emocionalmente, pero lo hermoso es que el pueblo resiste. Si no nos dejan enflorar los cementerios, enfloramos las casas. La dictadura no ha detenido la resistencia pacífica de Nicaragua, no haya a qué recurrir», destacó Castillo.
La opositora aprovechó para llamar a los trabajadores del Estado a que ya no le sirvan a la dictadura, porque los usa y después los descarta. «Los tira y les lastima la dignidad», dijo.
Castillo insistió que los trabajadores del Estado deben de dejar de informar a la dictadura, por ejemplo, no diciendo dónde están los vecinos opositores.
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