La cantante sandinista Tamara Vanessa Martínez Sarantes fue designada en el cargo de Ministra de la Mujer apenas el 15 de mayo de este 2024 y hoy, el diario oficial La Gaceta publica que acepta su «renuncia».
Se desconocen las razones por las cuales Martínez habría supuestamente renunciado, lo que si se sabe es que esta compositora de muchas de las canciones que el sandinismo usa en sus actos públicos ha trabajado por mucho tiempo en la presidencia de la república y en el estatal canal 6 de televisión como productora.
Anteriormente se había desempeñado en el Ministerio de Educación, donde estaba a cargo de la Dirección Nacional de Educación Artística y Cultural.
Un ministerio que «no cuaja»
La salida de Martínez Sarantes pone en mayor evidencia la inestabilidad que existe, sobre todo en los últimos dos años, en las instituciones del régimen.
El Ministerio de la Mujer, es de hecho, uno de los más afectados por esa volatilidad. Desde 2007 que Daniel Ortega asumió el poder, cuando este era un instituto, hasta la fecha y tras su cambio a un ministerio, han habido ya 13 titulares de esa entidad.
El impacto de esta estructura no se refleja en los resultados, la violencia de género sigue siendo uno de los grandes problemas sociales del país, y su peor manifestación, el femicidio, sigue en escalada. Católicas por el derecho a decidir reportaba 46 crímenes contra mujeres en Nicaragua hasta el mes de mayo.
Movimientos de un ministerio a otro
Para llenar el vacío que deja Martínez, el régimen ha publicado en La Gaceta el nombramiento en ese cargo de Lucien Nahima Guevara Agüero, quien fungía como Ministra de la Juventud, cargo que ahora pasa a manos de Darling de los Ángeles Hernández Castro, que ocupaba hasta hoy el puesto de Secretaria General del Ministerio de la Juventud.
Aunque el régimen presume de un alto nivel de paridad de género en sus nombramientos oficiales, lo cierto es que estas mujeres que ocupan cargos públicos no tienen poder real.