¿Ha notado que al momento de escoger a los diputados nacionales solo puede seleccionar la casilla y no de manera individual a cada candidato? Esto es a lo que se denomina votación por plancha. En Nicaragua, el sistema electoral funciona de manera que los miembros de la Asamblea Nacional se escogen en base a un partido político en lugar de las personas.
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El abogado Bonifacio Miranda explica que en el país está establecido un sistema plurinominal, en lugar de uninominal. En el cual, los votantes votan por partidos políticos que, presentan una lista de candidatos, a los cuales se les asignan escaños de acuerdo al porcentaje de votos que reciben.
Los nicaragüenses votan por plancha desde el momento en que reciben las papeletas presidenciales y deben seleccionar la casilla de su preferencia. Esta lista aglutina a todos los candidatos por bandera o partido, y el votante selecciona una de estas. Es posible votar por un presidente de un partido y por una casilla de diputados de otro —lo que se denomina voto cruzado—, pero no se puede cambiar votos en la misma planilla de diputados ya que es imposible seleccionar a uno solo. «En una lista de 12 candidatos en Managua, al votar por un partido, estás votando por los 12. No por el primero, ni por el quinto» ejemplifica el experto.
¿Una práctica democrática?
Las votaciones por plancha, bandera o casilla, impiden que las personas puedan seleccionar libremente a los candidatos. El abogado José Pallais asegura que se trata de un sistema con diversos cuestionamientos «por cuanto obliga a que los votantes elijan un grupo, y no que se dé una selección individual, que los votantes no analicen los méritos individuales y las características de cada uno de los candidatos».
El especialista señala que el objetivo de la votación por plancha es contrastar una mayoría de candidatos con la simpatía que puedan tener algunos de los propuestos, «normalmente en la plancha se agrupan candidatos que tienen un buen nivel de aceptación con candidatos que no tienen ese mismo nivel, para que los que tengan el beneficio de la aceptación de la Asamblea, arrastren a los que no los tienen».
Pallais afirma que esto busca «copar el control de la directiva», es decir «que todos los que van a ser electos tengan el mismo pensamiento, vayan a actuar bajo una misma línea» y con ello evitar el debate interno. La votación por plancha cerrada «evita que se confronten diferentes opiniones y por eso, aunque se abusa bastante de este procedimiento, tiene serios cuestionamientos de garantizar un fiel ejercicio de democracia».
Votación ‘cargo por cargo’
Pallais asegura que lo idóneo sería la elección «cargo por cargo», pues a su juicio «puede resultar más representativo» aunque ello signifique que se tendría una directiva de personas «menos cohesionadas». A su percepción, esta diferencia de opiniones no debería ser una desventaja sino más bien una fortaleza.
«A mi juicio es mejor, porque hace el debate más rico que obligar que se elija un grupo que va a ser fiel al líder del partido, que va a ser fiel a los intereses hegemónicos de una agrupación y que no se va a permitir confrontación de ideas, de propuestas».
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Y agrega que «si se permitiera una plancha abierta, cada votante puede conformarla en base a su análisis, a su propia consideración, a su propio juicio. La plancha no permite hacer juicio, o la toma completa o la deja». Comparte que anteriormente se han generado discusiones respecto a la posibilidad de que cada votante pueda escoger su propia plancha de candidatos, pero estas no han avanzado ya que «la lógica que aquí ha venido funcionando es el caudillismo».
«En la práctica nicaragüense, es el caudillo el que la conforma, es el líder del partido a quien todos se someten a su voluntad, el que decide, el que escoge, esa cultura de política con componentes antidemocráticos es la que ha imperado hasta ahora, han habido voces que han insistido en la necesidad de cambiar esto pero no se ha tenido la suficiente fuerza» alega.
Reforma electoral profunda
Por su parte, Miranda considera que esto implicaría una reforma electoral más profunda ya que actualmente ese sistema no rige en el país. Y más allá de si deberían realizarse votaciones con planchas abiertas, plantea la discusión de las candidaturas uninominales, donde puedan haber diferentes candidatos en un mismo distrito; aunque advierte que esto también podría conducir al bipartidismo pues siempre se terminaría votando por uno o dos candidatos dejando de lado a las minorías.
«Hablando del sistema electoral, es un problema serio, porque tiene que ver no solo con las tradiciones del país sino también con cómo está estructurado, si haces que voten por determinados candidatos nada más estás fortaleciendo a determinados partidos, no hay posibilidades de que las minorías levanten cabeza nunca, este es otro tipo de discusión».
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De hecho, el especialista considera que en este momento «no hay tiempo para esta discusión», pues «lo que tenemos que buscar es cómo democratizar el que ya tenemos para que la gente tenga confianza en votar, porque la percepción de la ciudadanía es que siempre se roban las elecciones y que entonces no vale la pena votar, entonces cuando ya estás renunciando a votar o ya tenes la intención de no votar, no es seguro que salgas a defender el voto que no emitiste».
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