El próximo 7 de noviembre en Nicaragua se realizarán elecciones y desde ya los opositores califican todo el proceso como una farsa en la que Daniel Ortega y Rosario Murillo saldrán reelectos para un nuevo período como Presidente y Vicepresidenta respectivamente.
La razón es que Ortega y Murillo correrán prácticamente solos, acompañados por partidos políticos calificados de “zancudos”, mientras las principales organizaciones políticas opositoras están perseguidas e ilegalizadas y los aspirantes presidenciales más populares están encarcelados.
Ortega y su partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) tienen sobrados motivos para no acceder a elecciones libres y transparentes, como lo hicieron en 1990 cuando fueron derrotados por Violeta Barrios de Chamorro y la Unión Nacional Opositora (UNO).
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En NICARAGUA INVESTIGA hemos seleccionado cinco poderosas razones por las que el mandatario difícilmente acceda a las demandas nacionales e internacionales de solucionar la actual crisis sociopolítica por la vía electoral.
1- Un FSLN cada vez más debilitado y con menos popularidad. En febrero del 2021 la firma costarricense CID Gallup dio a conocer una encuesta que reflejaba que el FSLN apenas tenía una base de apoyo del 25%.
A raíz de las protestas del 2018 muchos sandinistas condenaron la represión gubernamental y empezaron a renunciar a las filas del partido. Uno de los casos más sonados fue el exmagistrado Rafael Solís, principal operador político de Ortega en la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
2- Dejar el poder significaría para Daniel Ortega, Rosario Murillo, los dirigentes del FSLN y jefes del aparato represivo del Estado, enfrentar juicios por crímenes de lesa humanidad.
Estos crímenes fueron documentados por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independiente (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El informe presentado por el GIEI en diciembre del 2018 solo incluía los actos de violencia ocurridos entre el 18 de abril y el 30 de mayo de ese año, y constataba el asesinato de 109 personas y el uso de “armas de fuego” por parte del Estado “contra la población civil”.
3- Una vez que los Ortega dejen la presidencia también es prácticamente un hecho que sean llevados ante los tribunales por actos de corrupción.
Al ser sancionada en noviembre del 2018, Estados Unidos acusó a la vicepresidenta Murillo y a sus operadores políticos de “desmantelar de forma sistemática las instituciones democráticas”, pero también de “saquear la riqueza de Nicaragua para consolidar su control en el poder».
De la misma forma, Estados Unidos ha acusado a sus hijos Laureano, Juan Carlos y Rafael Ortega de lavado de dinero.
4- Los Ortega temen el exilio. Sancionados por Estados Unidos, Canadá, Suiza y la Unión Europea y repudiados por muchos países en América Latina, los destinos en los que podrían refugiarse para disfrutar de su millonaria fortuna acumulada durante más de dos décadas en el poder son muy pocos. Rusia, Cuba o Venezuela, son sus firmes e incondicionales aliados, pero habría que ver qué tanto les gustaría irse a un exilio a esos países.
5- Para Daniel Ortega el poder lo es todo y no se ve fuera de este. El líder sandinista lleva más de 40 años en la nomenclatura política de Nicaragua y a través de la violencia, la compra de voluntades, los pactos políticos, los acuerdos con los empresarios y el control de rubros económicos claves, como el energético, ha logrado consolidarse como el hombre que más tiempo ha estado al frente del país.
Zoilamérica Narváez es hija de Rosario Murillo y en 1998 acusó de violación a su padrastro Daniel Ortega. En julio pasado declaró a la agencia AFP que Ortega y Murillo se «jugarán la vida» para seguir en el poder.
Gobierno de Daniel Ortega ya reprimía antes del 18 de abril de 2018
Tomas Borge: El poder a “cualquier precio”
En este sentido, uno de los fundamentos con lo que parecen haberse regido los Ortega Murillo, y que lo han dejado muy en claro, especialmente a partir del 2018, es que el FSLN tiene que hacer cualquier cosa con tal de conservar el poder.
Así lo dejó plasmado en una ocasión el fallecido comandante sandinista Tomás Borge en una entrevista a TELESUR. “Todo puede pasar aquí, menos que el Frente Sandinista pierda el poder (…). Me es inconcebible la posibilidad del retorno de la derecha en este país. Yo le decía a Daniel Ortega: hombre… podemos pagar cualquier precio, digan lo que digan, lo único que no podemos es perder el poder. Digan lo que digan, hagamos lo que tenemos que hacer, el precio más elevado sería perder el poder. Habrá Frente Sandinista hoy, mañana y siempre”, manifestó.
Un hombre que concibe el poder a base de la violencia
El analista político y exdiputado Enrique Sáenz recordó que Ortega entró a la política muy joven “por la vía de acciones armadas” y desde entonces esa ha sido su estrategia.
“Fue capturado y encarcelado por acciones armadas, asaltos de bancos, tirotear agentes del somocismo; fue liberado de la cárcel por una acción armada; llegó al gobierno en 1979 por una insurrección armada; se mantuvo en la década de los ochenta en medio de una guerra fratricida; se vio obligado a dejar el gobierno porque estaba en las sin remedio pero siempre siguió practicando la violencia mientras fue opositor; así que la estrategia que aplica Ortega es de guerra, de vencedores y vencidos”, explicó.
Para Sáenz algunos cayeron ingenuamente en el discurso de legitimidad y convivencia pacífica de Ortega, pero en realidad para éste eso solo eran “triquiñuelas” para mantenerse en el poder.
Un sistema insostenible
El analista considera que pese a todo, el sistema de Ortega no es sostenible. “Ninguna dictadura puede sostenerse en el tiempo sentada sobre los fusiles, solamente sobre la represión», indica.
«¿Ortega está resolviendo la crisis? No ¿Está resolviendo el aislamiento internacional? No ¿Está resolviendo la crisis económica? No ¿Está resolviendo la crisis social? No ¿Está ganando más adeptos? No, está perdiendo. Entonces en esas condiciones ninguna dictadura puede prolongarse en el tiempo, entonces es una mentira pensar que si Ortega logra su propósito el 7 de noviembre, vamos a tener que esperar cinco años para volver a tener posibilidad, no, la posibilidad está más cerca”, subrayó Sáenz.
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