La situación de crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19 a nivel mundial, ha aumentado de manera importante el riesgo de que se introduzcan en el mercado algunos productos utilizados principalmente para la prevención de la enfermedad, y que posiblemente no cumplen con algunas regulaciones vigentes para evitar el riesgo de contagio.
Países centroamericanos como Panamá y Costa Rica, han adoptado iniciativas para establecimientos dedicados a la confección industrial y artesanal de mascarillas higiénicas de tela, así como su almacenamiento y distribución, las cuales están basada en estándares internacionales.
El Ministerio de Comercio e Industrias (MICI) de Costa Rica, empezó a proporcionar herramientas necesarias a los comerciantes de mascarillas de tela para que puedan ofrecer productos de calidad y que ayuden en la protección contra la COVID-19.
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Por su parte, Panamá se rige con un nuevo reglamente sobre los materiales, ambiente para la operación, diseño, confección, etiquetado, uso, lavado y disposición final, de las mascarillas que son reutilizables de tela y de uso personal.
Y aunque en general la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce la eficacia de las mascarillas de telas, recomienda a los gobiernos que fomenten su utilización en la población y en áreas donde la transmisión sea generalizada; donde haya una capacidad limitada para aplicar medidas de control; en entornos donde no sea posible mantener una distancia física de al menos un metro, como en medios de transporte público, tiendas u otros lugares cerrados o concurridos.
«Las mascarillas higiénicas de tela pueden ser utilizadas por la población general de menos de 60 años y que no tengan afecciones de salud subyacentes», orienta la OMS.
Estándares internacionales para la elaboración de mascarillas de tela
Las mascarillas reutilizables pueden ser fabricadas con distintos tipos de tela, sin embargo deben cumplir con una serie de medidas rigurosas para la reducción del riesgo de contagio de la COVID-19. Según la OMS, las mascarillas de tela deben confeccionarse con tres capas de ese material:
- Una capa interna de material absorbente, como el algodón.
- Una capa intermedia de material no absorbente y que no esté tejido, como el polipropileno.
- Una capa exterior de material no absorbente, como el poliéster o una mezcla que contenga poliéster.
Además:
- Un buen ajuste en la nariz y la boca para evitar fugas.
- Debe mantenerse cómodamente con un mínimo ajuste utilizando bandas o cintas elásticas.
- Se desaconseja el uso de mascarillas con respiraderos o válvulas de exhalación, porque permiten que el aliento escape de la mascarilla sin ser filtrado.
«Si compra una mascarilla de tela en una tienda, compruebe que cumple las normas nacionales de desempeño», recomienda la OMS.
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En 2020, la plataforma de moda Nicaragua Diseña, modeló diferentes tipos de tapaboca los cuales en su mayoría evidentemente no cumplían con estándares internacionales, pues su mayor atractivo eran los diseños y colores.
Asimismo, el inicio de la pandemia en Nicaragua hizo que muchos emprendimientos iniciaran a partir de la compra y venta de estas mascarillas de tela. Generalmente se conoce que están compuestas de tres capas de tela de polipropileno, algodón o poliéster; una de las primeras fórmula recomendada en junio de 2020 por la OMS tras diversos estudios científicos.
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Además, la elección de usar mascarillas de telas no solo responde a las mismas recomendaciones que brindan organismos de salud internacional, sino que muchos la consideran como una opción amigable para el medio ambiente.
Incluso, en medio de la pandemia en 2020, muchas empresas como zonas francas, cambiaron sus trabajos textiles para fabricar mascarillas de tela que eran distribuidas dentro y fuera del país. La empresa GILDAN Nicaragua fue una de ellas.
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