José Bernard Pallais Arana, jurista nicaragüense y oriundo del departamento de León, no se opuso el día de su detención y esperó en la sala de su casa al comisionado Fidel Domínguez, quien entró con una mujer policía y otro de auxilio judicial para llevárselo a la cárcel sin tener una orden de captura en su contra.
El día de su arresto, el 9 de junio, fue al estilo manu militari, como si se tratara de una persona de alta peligrosidad, pero todo era para un señor de la tercera edad que tiene 68 años. Y que sumado a eso padece de múltiples enfermedades crónicas como problemas cardiacos, diabetes, hipertensión, obesidad, apnea del sueño, glaucoma y problemas en la columna.
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Ante el ejercito de policías que se presentaron en los alrededores de su residencia, su esposa Jilma Herdocia, de 62 años, le abrió las puertas a Fidel Domínguez.
“José ya lo estaba esperando sentado en una sala de la casa. Al entrar, José se levantó y le dijo aquí estoy, vámonos”, así recuerda parte del arresto su esposa quien ha enfrentado vivir sin la compañía del jurista por más de cuatro meses.
Jilma Herdocia afirmó que el analista político no tenía aspiraciones presidenciales y que solamente trata de dejar una Nicaragua mejor para sus hijos y las generaciones venideras. “Lo único que ha hecho es expresar su opinión y buscar la unidad de las fuerzas opositoras”, refirió.
Parte de su trayectoria política
Pallais Arana es un hombre jubilado que tuvo varios cargos públicos en el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro. Fue jefe de campaña regional del departamento de León de la Unión Nacional Opositora (UNO), una alianza conformada de 14 partidos políticos para sacar del poder a Daniel Ortega en las elecciones de 1990.
Bajo el gobierno de Violeta Barrios ocupó el cargo de viceministro del Ministerio de Gobernación. Posteriormente, en 1993, fungió como viceministro de Relaciones Exteriores en Washington, Estados Unidos.
“Luego fue diputado y desde hace mucho tiempo dejó el ejercicio público y se ha dedicado a estar en su casa de habitación, en su oficina”, dice su esposa que al mismo tiempo señala que por expresar opiniones en cuanto al gobierno y a las consecuencias que ha traído para el país, tiene como castigo la cárcel.
El jurista nicaragüense fue diputado del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), donde estuvo como presidente de la Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional. Bajo este cargo en el año 2008, expresó que no estaba de acuerdo si Daniel Ortega se reelegía como presidente por un segundo mandato.
“Conocemos que las dictaduras se consolidan a través de una reforma constitucional que promueva o permita la reelección. No caeremos en esa trampa histórica tenga la plena seguridad que los liberales defenderemos el principio constitucional actual que no permite la reelección continua”, dijo en ese entonces en el extinto periódico El Nuevo Diario.
Su participación en la Alianza Cívica
Después de los acontecimientos de abril de 2018, Pallais Arana se le vio políticamente activo participando con la Alianza Cívica en la segunda mesa del fallido diálogo nacional. Desde ese lugar sostenía que la aplicación de la Carta Democrática para el gobierno sandinista era factible por la violación de derechos humanos que ha cometido.
“Todos los partidos políticos, organizaciones democráticas y la ciudadanía debemos demandar que las próximas elecciones sean transparentes”, vaticinó cuando brindaba declaraciones en ese entonces a los medios de comunicación.
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En junio del año pasado se retiró de la Alianza Cívica cuando oficializó que no firmaría los estatutos de la Coalición Nacional. En una carta de renuncia explicó que no era el momento de discutir sobre posibles casillas, “cuando ni siquiera estamos seguros de que haya elecciones o de si estas podrán ser libres, equitativas, justas y transparentes”.
Posteriormente se integró dentro de la Coalición Nacional mediante la organización Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN), que lidera el político Luis Fley. Desde ahí continúo su esfuerzo por unir a la oposición y tratar de arrebatarle la silla presidencial al líder sandinista, quien gobierna con mano de hierro el país.
Un hombre hogareño
Jilma Herdocia y José Pallais se conocieron desde pequeños. “Él era amigo de mis hermanos y yo era amiga de sus hermanos. Comenzamos a ser novios cuando yo tenía trece años y el quince”, recuerda su esposa.
Dice que su relación de matrimonio ha sido bien llevadera porque han mantenido la amistad y la independencia. “Yo lo he apoyado en todo lo que ha necesitado, y él me ha apoyado a mí cuando yo lo he necesitado”, sostiene.
Herdocia sostiene que su esposo en un hombre “intachable” y “excepcional”. Han compartido momentos inolvidables, a tal punto que estudiaron fuera del país. Los dos estudiaron Derecho y luego se fueron a sacar un doctorado en España. “Regresamos juntos cada quien con su rama apoyándonos mutuamente”, dice.
“No tiene nada que yo pudiese achacarle. Nosotros tenemos 45 años de matrimonio, tenemos cuatro hijos, todos casados ya. Y tenemos seis nietos que son nuestra vida actualmente”, agregó su esposa, quien asegura que los niños preguntan constantemente por su abuelo y que cuál es el motivo de que no los visita.
Sabía que podía ser arrestado
Su esposa cuenta que hubo un momento en que platicaban justo antes de la nueva cacería de arresto donde llegaron a la conclusión que podía ser detenido en cualquier momento. “Cuando teníamos un cerco policial, sabíamos que no había alternativa y que era un hecho que se lo iban a llevar”, relata.
“Estaba un poco mal de salud, estaba en reposo cuando se lo llevaron”, dijo entre lágrimas Herdocia. Su esposo está siendo acusado dentro de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), bajo el argumento del gobierno Ortega de que ha realizado “actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación, incitar injerencia extranjera en los asuntos internos”.
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Comenta que en la segunda ronda de visitas que permitió el gobierno sandinista, lo observó muy desmejorado de salud, donde ha perdido más de 50 libras. Agrega que ahora padece de mareo que nunca lo presentó y que eso es una condición posterior a las enfermedades prexistentes que tiene.
La familia de José Pallais han hecho solicitudes para cambiar la prisión preventiva y que pase a domiciliar por su condición de salud, pero estas no han sido favorablemente y ni siquiera pueden ver el proceso en el Poder Judicial, porque no tienen el número de causa ingresado al sistema.
“La pérdida de 50 libras es grave en tan poco tiempo. Yo tengo un temor terrible de que le pase algo y que tenga un desenlace grave”, dice Herdocia y agrega: “jamás pensó en exiliarse Pallais. Esta es nuestra patria. Aquí vivimos y aquí vamos a morir”, concluyó.
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