MIAMI, EE. UU. — Edgar Guerrero llegó hace pocos años al sur de la Florida huyendo de la grave situación que había en Venezuela, su país natal. Jamás hubiera imaginado que en Estados Unidos, el país que lo ha acogido junto a su familia, tuviera que lidiar una doble batalla: la de buscar una vida mejor y luchar contra los estragos del coronavirus.
Ha sido muy duro
“Nos dio muy duro a todos, me quedé sin trabajo y me ha costado muchísimo volver a estabilizarme”, explica el hombre de poco más de 50 años mientras aguardaba su turno, en el interior de su vehículo, en uno de los bancos de alimentos que organiza el condado de Miami-Dade para las familias más necesitadas.
A pesar de que Estados Unidos está registrando los datos más bajos de desempleo en más de 50 años, lo cierto es que muchos inmigrantes que ocupan puestos en la economía informal lo han tenido mucho más difícil a la hora de reintegrarse al mercado laboral.
“Desde el inicio de la pandemia, 74,7 millones de personas han perdido su trabajo, y la mayoría de los empleos se perdieron en sectores que pagan salarios inferiores a la media. Muchas de las personas que perdieron su trabajo se están quedando sin dinero y sin ahorros”, decía un informe publicado por Human Rights Watch (HRW) a mediados de este año.
Las deudas se acumulan
Guerrero forma parte de esa lista de afectados. Las deudas se acumulan, al tiempo que, admite, se le hace más difícil para poder llenar la cesta de la compra, especialmente ahora la inflación ha crecido a un ritmo récord.
“Es lamentable, la gasolina es más cara, los productos y la comida del supermercado son más caros. Las perspectivas son complicadas, no queda más remedio que apretarse el cinturón”, decía el hombre ante una pregunta de la Voz de América.
Los bancos de alimentos se han convertido en el termómetro perfecto para comprobar cuál es la situación real de la población más necesitada y vulnerable. Este tipo de sitios, en los que se reparte comida, se solían establecer una o dos veces al año, pero las autoridades se han percatado de que, con los efectos de la pandemia, una gran parte de la población sigue requiriendo de estas ayudas.
Nicole Reinoso, que trabaja con la comisión del condado de Miami-Dade, aseguró que “es importante que este tipo de iniciativas se lleven a cabo no solo en Navidad, sino todo el año”, sobre todo por las enormes necesidades que están experimentando algunas familias.
“Todos los meses estamos viendo que la población tiene necesidades y es por eso que estamos haciendo distribuciones de comida todos los meses y en diferentes lugares”, explicó la mujer y afirmó que “siempre hay cola” de personas que esperan para poder beneficiarse con algunos productos básicos para poder completar su lista de la compra.
La ayuda de los voluntarios
Lorena es una voluntaria de la escuela Rubén Darío de Miami que regularmente participa ayudando en la logística y distribución de alimentos. “Hay que ayudar siempre a las familias, hay muchos voluntarios que están dispuestos a hacerlo. Todo es maravilloso”, dijo la mujer, que añadió que “en las escuelas se han dado muchos casos de niños cuyos padres han dejado de trabajar” a consecuencia de la crisis sanitaria.
“Yo creo que un granito de arena, por pequeño que sea, puede ser bueno para ayudar a las familias”, decía.
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Rafael Cristalino llegó hace seis meses, en plena pandemia, al sur de la Florida. También procedente de Venezuela, junto a su esposa y sus hijos. “Soy inmigrante, hace seis meses que llegué y aún me estoy adaptando. Estoy viviendo el día a día todavía y aprendiendo a vivir aquí. Se agradece mucho que haya estas iniciativas”, confesaba el hombre, resignado de que “aunque serán unas navidades diferentes, hay la sensación de que uno está arropado”.
Planes para combatir la pobreza
Lena Simet, investigadora sobre pobreza y desigualdad de HRW, alertaba en el informe de este organismo que “millones de personas de Estados Unidos enfrentan una situación de pobreza y hambre que podría prevenirse”, en parte, gracias a las ayudas públicas.
El Gobierno de EE. UU., con Joe Biden al frente, ha implementado varias políticas de ayuda para los más necesitados en el país, además poder sentar las bases para la reactivación económica.
La Oficina del Censo, sin embargo, alerta de los serios problemas a los que se están enfrentando las familias más vulnerables del país. “Entre los hogares que tienen ingresos inferiores a los 35.000 dólares, el 47% de los adultos informan que están atrasados con los pagos de la vivienda, mientras que el 25% manifiesta tener dificultades para obtener alimentos”, reza el informe de HRW recogido por la VOA.
“El 32% de los adultos de bajos ingresos dijeron que se habían sentido deprimidos en los siete días anteriores. Estos hogares de bajos ingresos necesitan, con urgencia, un plan de rescate integral”, dijo el organismo internacional.
Pese a todo, los bancos de alimentos se han convertido en un pequeño oasis para algunos de ellos. Un lugar en que, por lo menos, puedan tener huevos o pollo para poder alimentarse durante varios días. Al menos así, dicen, “este año vamos a tener algo en la mesa de Navidad”.
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