El anuncio del presidente electo de Costa Rica, Rodrigo Chaves, de enviar un embajador a Nicaragua, provocó reacciones diversas entre expertos y activistas consultados por la Voz de América.
Mientras que para algunos las próximas acciones que tome el presidente electo de Costa Rica son las que ayudarán a definir el tono de las relaciones entre ambos países, para otros el solo hecho de dar luz verde a un enviado diplomático es un “aval a la dictadura”.
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Chaves, elegido el domingo en segunda vuelta con el 52.8% de los votos, señaló el mismo día que tiene intención de nombrar un embajador en Nicaragua y desea mantener relaciones diplomáticas “pacíficas” con Managua.
«¿Qué es eso de que no hay embajador? (en Nicaragua)» dijo Chaves. “Fíjese en Ucrania y Rusia que están dándose balazos, destruyéndose uno al otro y todavía están conversando», agregó.
El gobierno saliente de Carlos Alvarado ha mantenido frías las relaciones con el gobierno de Ortega. De hecho desde junio de 2018 Costa Rica no había enviado embajador a Nicaragua hasta marzo de 2021, que se oficializó el envío de una diplomática, según informaron entonces en una nota de prensa.
Para Manuel Orozco, experto en Centroamérica de Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento basado en Washington, aún es muy pronto para determinar cuál será la relación que el nuevo gobierno de Chaves tendrá con Nicaragua.
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“Es muy temprano para determinar cuál quiera que sea la relación con Nicaragua, pero es muy difícil que vayan a retroceder”, aseguró el politólogo. El hecho de que se haya decidido enviar un embajador, para él, no implica para él un “retroceso”.
“La diplomacia tiene muchas facetas y retirar un embajador no es el único método para reconocer la ilegitimidad de un gobierno”, agregó.
Nicaragua cumple el próximo 18 de abril cuatro años de crisis sociopolítica, que comenzó con la represión desatada por el presidente Daniel Ortega en contra de manifestantes opuestos a su mandato, que dejó muertos, desplazados y presos, según han constatado organismos de derechos humanos.
Las más recientes elecciones realizadas en noviembre, que dieron la victoria a Ortega por cuarto mandato consecutivo, fueron rechazadas por Estados Unidos, la Unión Europea y una serie de países latinoamericanos, entre ellos Costa Rica. Los gobiernos citaron la falta de garantías democráticas, transparencia y el encarcelamiento de líderes opositores.
De una similar opinión es Cynthia Arson, experta en Latinoamérica y política exterior del Centro Wilson, en Washington. “Restablecer las relaciones diplomáticas no necesariamente es una señal de aval al comportamiento del régimen”, dijo la académica.
Para Costa Rica “tiene sentido” mantener un lazo diplomático con el gobierno de Ortega debido a la migración nicaragüense, explicó Arnson. En el país viven actualmente casi medio millón de nicaragüenses y representan más del 75% de la población extranjera.
Las siguientes acciones que tome el gobierno de Chaves respecto a Nicaragua ayudarán a definir cuál será su política hacia Nicaragua: “un aval [al gobierno Ortega] vendría si Costa Rica no usa su voz para buscar una mejora en los derechos humanos o la libertad de los prisioneros políticos”, señaló la experta.
«Avalar la dictadura»
Los nicaragüenses en el exilio pidieron a los entonces candidatos a la presidencia que participaron en la segunda vuelta electoral que mantengan suspendidas las relaciones con Managua. “Le hemos dicho a los candidatos que no solamente digan que apoyan a la democracia, sino que se traduzca en no enviar a ningún embajador a Managua a como lo ha hecho el gobierno de Alvarado”, dijo a la VOA el activista y expreso político Gabriel Putoy, quien se encuentra en San José, Costa Rica.
“Enviar un diplomático sería avalar a la dictadura”, agregó.
Benjamin Geden, investigador en el Centro Wilson y profesor en la Universidad John Hopkins, también criticó la decisión de Chaves. “El propio embajador de Nicaragua ante la OEA recientemente renunció en protesta, ¿por qué Costa Rica querría volver a vincularse con ese régimen espantoso?”, dijo el experto.
Geden explicó que, bajo su perspectiva, si Costa Rica envía un embajador a Nicaragua sin que haya alguna concesión por parte del gobierno de Ortega “como la liberación de presos políticos” estaría “socavando la oposición nicaragüense y dañando los esfuerzos internacionales por aislar la dictadura en Managua”.
El académico mencionó las críticas que recibió el gobierno argentino al enviar a un representante a la toma de posesión de Ortega. “Costa Rica debe evitar un error diplomático similar”, sentenció.
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