Cuando una persona dice que usa marihuana de alguna manera, para muchos suena algo delictivo, para otros algo medicinal; algunas personas lo consideran anti religioso, y a otros les da igual. Y la realidad es que tratar de cambiar las diferentes perspectivas es imposible en un mundo como el nuestro.
Sin embargo, eso no quiere decir que, como el resto de las cosas, haya puntos positivos y negativos sobre este tema.
Desde hace décadas la marihuana es considerada como droga al punto de entrar en el mercado del narcotráfico, a pesar de que muchos países han legalizado su uso con fines medicinales, tras los descubrimientos sobre el cannabis y su tratamiento con algunas patologías.
Incluso en Nicaragua, hay sectores a favor y en contra de la aprobación de esta planta para estos mismos fines, como se evidenció en un debate propuesto por Juan Carlos Ortega Murillo, hijo del dictador Daniel Ortega.
El uso de la marihuana como medicina
En el año 2020 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció las propiedades terapéuticas del cannabis y las retiró de la lista de la IV convención sobre drogas, donde se incluyen solamente sustancias perjudiciales sin respaldo médico, y así se ha expandido por diversos países.
Una persona consultada por Nicaragua Investiga, que prefirió omitir su nombre por motivos de confidencialidad, dijo que lleva años utilizando la marihuana de forma medicinal luego que le diagnosticaran trastorno bipolar y déficit de atención por hiperactividad. De acuerdo con lo relatado, la utiliza para mantener sus reacciones más controladas mediante el relajamiento.
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“Yo debería beber medicamentos para el déficit, pero siento que me apagan, a mí, mi creatividad. No soy yo energéticamente (…) (mientras que) cuando consumo marihuana, me calma, pero no me apaga, sino que, al contrario, me la aumenta. Es un estabilizador para mí, es una medicina”, expresa.
No obstante, el psicólogo nicaragüense Ludendorf Montiel, expresa que, si bien en casos como los de esta persona puede funcionar, no es recomendada para tratarse enfermedades mentales, ya que a largo plazo podría incrementar algunos trastornos.
Por lo general, la marihuana se usa para tratar dolores crónicos, dolores por lesiones nerviosas, controlar náuseas y vómitos. No obstante, se ha reportado que científicamente también se han tratado enfermedades como: esclerosis, artritis, Alzheimer, cáncer y hasta el VIH.
¿Qué es lo malo?
Como antes se mencionó, todo tiene sus pro y contra, y la marihuana no es la excepción. Pese a que estudios médicos no han reportado ni una sola muerte por sobredosis de cannabis, en muchas ocasiones se han reportado hasta muerte por consumo de cannabis mezclado con otras sustancias para tratar de crear una droga más potente, por lo tanto, es una amenaza directa contra las personas consumidora de esta planta el ser engañado con cannabis sintético y sufrir algún episodio mortal.
No obstante, también el cannabis está relacionado directamente con una alta cantidad de episodios psicóticos que, en muchos casos podrían terminar mal para las personas que los sufren. Montiel expresa que, a largo plazo, el uso constante del cannabis también puede desarrollar esquizofrenia.
“De acuerdo a mi experiencia en esta área en las personas que tienen tendencia a enfermedades mentales, porque la marihuana, muy por el contrario, incrementa el riesgo de padecer esquizofrenia. Sí se usa medicinalmente, pero para otro tipo de prescripciones”, explica a Nicaragua Investiga.
Esta teoría es respaldada por el Diario Internacional de Neurofarmacología, en un artículo publicado por la cadena BBC, donde se menciona que “evaluando a 2.437 adolescentes y adultos jóvenes (14-24 años), los autores reportaron un incremento de seis puntos de riesgo – del 15% al 21%- de síntomas psicóticos en los consumidores de cannabis entre personas sin predisposición a la psicosis”.
Cuidado con la adicción
Para el psicólogo Ludendorf Montiel otro de los problemas que puede traer la marihuana en las personas, es crear la codependencia, o adicción de personas a este tipo de drogas o medicamentos, dependiendo de su uso, por lo tanto, recomienda mantener un control sobre esto y una vigilancia permanente, sino cuando sea demasiado tarde van a presentar síndrome de abstinencia o insomnio y estrés por la falta de marihuana.
Asimismo, la persona consumidora que habló con Nicaragua Investiga, expuso que lo que hace para controlar el impacto de esta planta sobre su cuerpo, hace lo que llaman breaks de resistencia.
“Yo fumo por cuatro o seis meses, y luego me detengo por cuatro meses. Los breaks de resistencia se hacen cuando llega un momento en que uno crea tanta resistencia que ya no se siente en otras veces, y para volverlo a sentir, uno simplemente deja de fumar. Con que dejés de fumar un par de semanas y un mes, si sos un fumador muy activo, es suficiente, pero yo lo hago por meses”, destaca.
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