Santos Andrés Díaz no perdió las esperanzas de conocer a su madre después que transcurrieron más de 20 años de que ella se fue de la casa y no regresó. Hace pocas semanas, emprendió un viaje desde el Cúa, Jinotega, hasta Managua para dar aviso que un hijo desesperado buscaba a una señora llamada Josefina Castillo Marín.
El joven, de 28 años, no tenía fotos de su madre y en su lugar compartió una de su propio rostro para que la señora lo reconociera. En la información que compartió con medios de comunicación capitalinos decía: “Josefina Castillo Marín vivía con ellos en la comunidad de La Concepción de Piedras Finas, en Punta Gorda, Bluefields, y hasta ahora no saben dónde se encuentra”.
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En otra parte de la información se leía: “Yo le pido a mi mamá que nos busque o nos llame, mi hermano y yo la queremos ver, ya son 20 años sin saber de ella y queremos reencontrarnos. No tengo fotografías, no tengo ningún recuerdo de ella, únicamente su nombre y quiero volverla a ver”. Santos Andrés Díaz tiene otro hermano llamado Marvin Antonio Díaz, de 31 años.
“Al transcurrir el tiempo, mataron a mi padre y nosotros quedamos huérfanos. No le preguntamos a él sobre mi mamá, tampoco a él se le ocurrió decirnos y nosotros no teníamos intención de preguntarle”, relata a Nicaragua Investiga.
El joven señala que se puso en contacto primeramente con una vecina de su mamá que vio la noticia. Le avisó que dos muchachos la andaban buscando. “Esa amiga corrió a avisarle porque mi mamá le había contado que había dejado abandonados a dos hijos. Me dieron el número de ella y ya me contacté”, dice.
El pasado miércoles 22 de junio hablaron por primera vez por teléfono donde intercambiaron información precisa para asegurarse del parentesco. “Le pregunté detalles de cómo era mi padre y cómo se llamaba. Ella nos dio los detalles correctos y el lugar donde vivíamos”, explica.
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“Los dos estamos contentos. Ella también se siente alegre. Mi pobre madre lloró cuando yo le dije que era su hijo. «Sí, yo soy su madre. Tenía tiempo de no verlos», me dijo”. Su sueño se hizo realidad y ahora sabe que su madre vive en El Almendro, Río San Juan. “Yo no sabía que ella estaba con vida o si había muerto”, agrega.
El joven está planeando vender unas tierras que tiene el Cúa para luego vivir donde su madre, ya que su meta es tenerla cerca.
Su madre los dejó por maltrato
Santos Andrés Díaz comenta que su madre los dejó abandonados cuando él tenía unos seis meses y su hermano un año, cuando vivían en La Concepción de Piedra Fina, en el municipio de Bluefields.
Pero su madre explicó que los dejó porque recibía maltrato de parte del padre de sus hijos. Incluso, cuenta que ella no estaba preparada para estar con una pareja, puesto que tenía solo 12 años para ese entonces. Ella fue madre entre los 15 y 16 años.
Josefina cuenta que de tanto maltrato decidió confrontar al hombre y decirle que “no lo soportaba” y que se tenía que separar de él. “Me agarró y me fue a dejar donde mi mamá”, cuenta y recuerda que su familia no la apoyó en ese momento.
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“Ahora casualmente que veo a mi mamá le digo que por usted perdí a mis hijos porque decía: «deje que se los lleve». Entonces yo tuve que aceptar y decirle que se los llevara con el dolor de mi alma”, relata y agrega que además habían 50 manzanas de tierras de por medio y que acordó que su parte se las diera como herencia a sus hijos.
“Sufrí un año. No comía, no dormía y me sentía vacía. Ahora, a pesar de que yo no los cuidé, ellos me respetan y me dicen que soy su madre”, dice contenta y reconfortada mientras espera el momento para reencontrarse con sus dos hijos.
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