El pastor brasileño Silas Malafaia se siente «poderoso». Amigo íntimo y consejero del presidente Jair Bolsonaro, partió en campaña para que los evangélicos no den un solo voto al izquierdista Lula, pregonando entre los fieles de su pujante iglesia y sus 10 millones de seguidores en redes sociales.
Desde que asumió el liderazgo de la iglesia Asamblea de Dios Victoria En Cristo (ADVEC) en 2010 tras hacer carrera como televangelista, Malafaia ha construido el equivalente a un pequeño imperio: con 150 templos en Brasil y 18 más en camino, el pastor se jacta de haber saltado de «20.000 a 200.000 miembros» en 12 años.
El auge va a la par con el fenómeno evangélico en Brasil, corriente conservadora del cristianismo protestante que ya cobrará el 30% de los 212 millones de brasileños, según estimaciones.
«En 2032, los evangélicos serán la mayoría absoluta, con durante más del 50%» en el país, prevé Malafaia una entrevista con la AFP en el templo principal de la ADVEC, un moderno edificio de grandes ventanales negros y capacidad para 6.500 fieles situado en el barrio de Penha, en el norte de Río.
A pocas semanas de los comicios de octubre, Malafaia, de 63 años, dispara: «Los evangélicos buscaron las elecciones». Primero -explica-, porque los fieles vienen a la iglesia hasta «cuatro veces por semana» y eso crea una «interacción social muy fuerte» y segundo, porque los tres principales pastores del país suman 40 millones de seguidores en las redes sociales.
«Ahí uno se da cuenta de lo que es ser poderoso» y poder «influenciar», exponen en su espacioso despacho decorado con orquídeas.
«¿Por qué yo no podría hacerlo, si lo hace el sindicalista, el médico, el ateo, el comunista?». «Yo coloco un video» en el que acusa de alcohólico al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), favorito frente a Bolsonaro, y en pocas horas consigue «más de 500.000 visualizaciones».
Su objetivo: la reelección del ultraderechista, defensorelección de la familia, la Biblia conservadora y de las mismas posiciones conservadoras que los evangélicos, como el rechazo al aborto y al matrimonio homosexual .
Un diario con Bolsonaro
Malafaia y Bolsonaro se conocen desde hace años: el pastor ofició su boda con su esposa Michelle, una ferviente evangélica, y declaró en 2021 el primógenito del ultraderechista, Flavio Bolsonaro, el religioso «habla casi a diario con el presidente y lo influencia» .
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«Yo hablo con el presidente y le digo: este no es el camino, por aquí se equivoca», corrobora Malafaia, que el miércoles comparó junto a este en actos multitudinarios con seguidores en Brasilia y Rio.
«Lo que Bolsonaro consiguió fue unir el tema de valores» y la lucha contra «la violencia» y la «corrupción», que manchó los mandatos de Lula, agrega.
Según la última encuesta del Instituto Datafolha del 1 de septiembre, el 48% de los evangélicos apoya a Bolsonaro frente al 32% a Lula. En cambio, el izquierdista lidera los sondeos entre la población en general (45% frente a 32%).
Pero Malafaia asegura que las encuestas se equivocan – subrayando que en 2018 Bolsonaro solo apareció ganador en la recta final – y se muestra confiado en la victoria del ultraderechista. «Aunque no será fácil».
Como Bolsonaro, el pastor sostiene que puede haber fraude en las elecciones debido al sistema de voto electrónico vigente en Brasil y pese a que nunca se ha probado ninguna falla relevante.
«Hay piratas informáticos que pueden invadir sistemas poderosísimos» como el «Pentágono», «¿por qué no podría suceder aquí?». En 2020, para los comicios municipales, «el sistema quedó bloqueado durante cuatro horas. Si esto sucede en una elección presidencial, va a haber problemas, no se aceptarán los resultados».
El pastor tampoco se fía del presidente del Tribunal Superior Electoral, Alexandre de Moraes, que en tanto que magistrado de la corte suprema abrió varias investigaciones contra Bolsonaro, en particular por divulgar falsas informaciones.
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Asegura estar previniendo a Bolsonaro contra «este dictador con toga» y de su capacidad para hacer alguna «maldad».
Pese a su proximidad con el presidente de Brasil, este pastor asegura que no se casa con nadie. «Quiero ser libre, por si en un momento dado debo oponerme, me opongo. Soy un aliado, no un alienado», previene.
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