Una vez más la agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings decidió mantener a Nicaragua en la calificación “B-”, el equivalente al rango llamado “basura” debido a que existe un riesgo de que el gobierno incumpla sus compromisos financieros con las distintas entidades internacionales.
“Fitch Ratings afirmó la calificación de incumplimiento de emisor (IDR) en moneda extranjera a largo plazo de Nicaragua en ‘B-‘ y revisó la perspectiva de la calificación a positiva desde estable”, se detalla en una publicación del sitio web de la entidad internacional.
La “B-” significa que Nicaragua está en un riesgo más alto de caer en la categoría “C” que se otorga a países o instituciones en situaciones de impago y que por tanto, no representan buen clima para las inversiones.
“La revisión de la Perspectiva de Nicaragua a Positiva desde Estable refleja una combinación de políticas prudentes que ha fortalecido los amortiguadores fiscales y externos, lo que deja a las autoridades mejor posicionadas para manejar los desafíos macroeconómicos relacionados con las tensiones internacionales/geopolíticas”, explica Fitch Ratings.
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Nicaragua “continúan presentando riesgos”
Sin embargo, detalla que el país “continúan presentando riesgos a la baja para las perspectivas de crecimiento y limitan las opciones de financiamiento externo del soberano”. Y es precisamente por esta razón que en el último año la cooperación externa ha descendido considerablemente en el país, tan solo en 2022 el régimen dejó de recibir $500.0 millones, además de depender cada vez más de los préstamos otorgados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).
Si bien Fitch Ratings afirma que Nicaragua tiene “métricas favorables de deuda del gobierno y liquidez externa”, resaltan que estas están “restringidas por un bajo PIB (Producto Interno Bruto) per cápita, una estrecha flexibilidad de financiamiento en moneda local y débiles indicadores de gobernabilidad”.
Además a estas se suman las tensiones políticas internas y externas que “siguen siendo altas bajo la administración de Daniel Ortega”, ahí se explica que el régimen suprimió a la “sociedad civil a través del cierre de numerosas organizaciones benéficas y cívicas”.
“El gobierno de EE. UU. promulgó la Ley RENACER en 2021, endureciendo las sanciones contra personas e instituciones específicas, y en 2022 amplió su conjunto de herramientas y tomó medidas que afectan a sectores específicos (azúcar, minería). Un mayor endurecimiento de las sanciones sigue siendo un riesgo a la baja”, explica la firma calificadora de riesgos.
Remesas impulsan la economía
Y como ya se ha demostrado por las estadísticas del Banco Central de Nicaragua y lo afirmó la misma agencia calificadora en 2022, las remesas se han convertido en un factor crucial en la mejora de la posición externa del país.
“El déficit de cuenta corriente mejoró al 1,4% del PIB en 2022 desde el 3,1% en 2021 a pesar de un shock adverso en los términos de intercambio, contrarrestando la tendencia en América Central debido a un aumento dramático en las remesas. La migración hacia el exterior y un sólido mercado laboral de EE. UU. impulsaron un fuerte aumento del 50 % en las remesas en 2022 a USD 3200 millones (o el 21 % del PIB, frente al 10 % en 2017). Las remesas siguen creciendo (un 60 % interanual en el primer trimestre) y, combinadas con precios del petróleo más bajos, se prevé que reduzcan el déficit en cuenta corriente al 0,6 % del PIB en 2023”, detalla Fitch Ratings.
Nicaragua podría verse afectada por la salida de Dante Mossi de la presidencia del BCIE, hasta ahora este ha sido el organismo financiero internacional que más ha financiado al régimen Ortega-Murillo, elevando la dependencia a este debido a las restricciones de otros entes financieros que se han visto obligados a valorar estrictamente el entregar fondos al país debido a las sanciones emitidas por varios Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y otras naciones.
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Decisiones políticas podrían afectar la economía
“Fitch actualmente no espera que una votación reciente para cambiar el liderazgo en el BCIE restrinja en gran medida sus préstamos a Nicaragua, aunque ve cierto riesgo dado que el financiamiento del país por parte del banco supuestamente fue un ímpetu para este cambio”, se lee en el informe de la firma.
No es la primera vez que Nicaragua representa un riesgo de incumplir sus compromisos financieros con las distintas entidades internacionales, en 2022 la Fitch Ratings también mantuvo a Nicaragua en ese mismo rango, pese a explicar que el país mantenía una economía resistente a las sanciones.
Por ahora, la situación de la economía de Nicaragua pende de un hilo que precisamente debería ser manejado con mucha cautela por el régimen, pues los acontecimientos políticos “perjudican severamente los flujos comerciales y de inversión, el financiamiento externo y las perspectivas de crecimiento” y un inminente endurecimiento de las sanciones internacionales podría golpear fuertemente al país.
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