El proyecto de Presupuesto General de la República prevé una recaudación tributaria de C$ 75,101.4 millones para 2021, es decir un aumento del 6.5% de los ingresos en comparación al presente año. Una proyección bastante optimista que preocupa al sector empresarial, el cual se ha visto fuertemente afectado durante los últimos tres años y no presenta condiciones para continuar sosteniendo los altos impuestos.
El presupuesto de ingresos se alimenta principalmente de los ingresos tributarios, una fuente que se ha visto debilitada desde las reformas fiscales aplicadas en 2019.
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Michael Healy, presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), expresó su preocupación por que no existan fondos para cubrir esta propuesta de presupuesto pues «no hay de dónde sacar más impuestos». Además, señaló que «en una economía restringida es preocupante que te digan que van a tener ingresos de 75 mil millones de córdobas».
El presidente del Cosep alertó que ante el asedio que sufren las empresas y la revaloración de propiedades por parte de las mismas alcaldías, lo único que pueden prever en 2021 es un año electoral con una «restricción del movimiento económico del país» y teme que la represión contra el empresariado continúe para poder alcanzar esta meta de más de 75 mil millones de córdobas.
¿Se debe revaluar la reforma tributaria?
Para Marcos Pierson, presidente de la Cámara de Industrias de Nicaragua (Cadin), «en papel se puede poner cualquier cosa, pero en la realidad las empresas están sufriendo, están abandonando el país, y se están reduciendo como resultado de la política fiscal que ha tenido el gobierno durante este último año y medio», por lo que aunque se estime un aumento del 6% de los ingresos no es un hecho aún que se cumplan estas cifras, tal y como sucedió con la reforma fiscal.
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Un estudio de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), reveló que aunque la reforma fiscal sí aumentó la recaudación de impuestos en comparación a lo que hubiese captado sin la reforma, esta ha venido reduciéndose con el tiempo.
Con la reforma fiscal «se visualizó una recaudación en ingresos que no se ha dado porque como hemos visto empresas han abandonado el país, tal como sucedió con la tabacalera que no pudo seguir operando debido a la carga fiscal y al contrabando que esta política del gobierno ha generado» destacó Pierson.
Voracidad tributaria impulsa informalidad
María Eugenia Mayorga, presidenta de la Red de Mujeres Empresarias, considera que aunque las reformas fiscales responden a un procedimiento que naturalmente debe realizarse, estas se llevaron a cabo en un momento en que «afectó mucho más a las empresas, sobre todo a las Mipymes».
Mayorga asegura que las reformas impulsaron la informalidad en el país. Algunas empresas de panificación tuvieron que salir del supermercado, salirse de espacios formales, debido a que se les agrego IVA y esto terminó afectando sus ingresos.
«Llega un punto en que las empresas se cruzan a la informalidad porque están entre pagar a sus colaboradores o pagar impuestos, y definitivamente quieren mantener a su personal y no enviar a más al desempleo» agrega.
Ante esto, Pierson comenta que han extendido una comunicación al gobierno «para cambiar el rumbo de esta política fiscal ya que está deteriorando y acabando con el motor propulsor de la economía nacional, entonces lo que necesitamos es sentarnos a cambiar estas políticas que son agresivas, voraces e irracionales, para que sean sostenibles y que puedan crear empleos y bienestar para el país».
Los empresarios coinciden en que la continua presión recaudatoria hacia las empresas solo provocará una deterioraciónacelerada en el desarrollo del país, lo cual afectará tanto a empresarios, consumidores, como al gobierno mismo.
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