Después del año 2018, cuando el gobierno del presidente Daniel Ortega reprimió las protestas sociales, la crisis política en Nicaragua que se ha extendido durante tres años ha golpeado con dureza la economía del país.
A la fecha, la economía nicaragüense acumula tres años consecutivos de caída del Producto Interno Bruto saldados con decrecimientos de -3,4%, -3,7% y -2%, según datos oficiales del Banco Central de Nicaragua. Antes de las protestas, la economía crecía a un ritmo anual del 4,9 %, uno de los mayores crecimientos de la región.
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El economista Marco Aurelio Peña explicó a la Voz de América que si no se resuelve rápidamente el conflicto político, el país podría encaminarse a una depresión económica.
«Esto significa más de 200.000 puestos de trabajo destruidos, ha habido cierre de empresas, ha habido reducción de personal, ha habido reducción de la jornada laboral, por supuesto ha habido una reducción de los ingresos de la clase trabajadora, ha habido fuga de capital, pérdida del poder adquisitivo, un aumento relativo de la tasa de inflación», manifestó el experto.
Mientras las proyecciones de crecimiento económico del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial no superan ni el 1%, las oficiales son optimistas debido al comportamiento de los indicadores macroeconómicos durante el primer trimestre del año.
El ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, dijo a medios oficiales que la economía nicaragüense crecerá en 3,5% en 2021, debido a que se espera un aumento de las exportaciones, en las remesas familiares y en la inversión extranjera directa.
«Si el comportamiento de la inflación fuera igual que en este primer trimestre, fácilmente podríamos hablar de 3,7% o 3,8%, pero como hacemos evaluaciones trimestrales, seguramente en junio vamos hacer la otra evaluación», explicó el ministro.
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