Desde el Consejo de Derechos Humanos del sistema universal de derechos humanos, se emitió el 23 de marzo de 2021 la tercera resolución desde la crisis de 2018. La resolución complementa con la declaración de Michelle Bachelet Alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que ubica al Gobierno de Nicaragua con la máxima distinción negativa, al catalogarlo como un Estado que incumple recomendaciones internacionales.
A nivel del sistema regional de derechos humanos, se observó un modus operandi similar. En la última resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 22 de noviembre sobre el caso de las medidas cautelares para los precandidatos y otros, la Corte declara en desacato al Estado de Nicaragua por el incumplimiento de obligaciones internacionales en materia de derechos humanos.
El incumplimiento se observa también a nivel de sentencias de la Corte, desde la sentencia del caso Yatama en 2005, el gobierno de Nicaragua no ha demostrado avances reales al presente caso y el restos que han recibido sentencia.
Un hecho trascendental, en materia de derechos humanos, fue la acción estratégica prevista en el comunicado de prensa del 4 de noviembre donde la CIDH y la OACNUDH determinan con fundamento en el informe de concentración del poder en Nicaragua, que el proceso electoral no contaba con las condiciones para considerarlas libres y justas.
Democracia y política.
Desde la Unión Europea, una entidad supranacional, la política exterior se ha caracterizado por la adopción de medidas de presión gradual y expansiva. Con la cuarta resolución sobre el caso de Nicaragua los eurodiputados valoran el aumento de la presión a partir de la cláusula democrática prevista en el tratado de libre comercio con Centroamérica y el cierre del grifo de la cooperación, asumiendo una revisión exhaustiva y cuidadosa.
Estados Unidos ha adoptado una política exterior más incisiva y coordinada con la Unión Europea, por medio de su sistema bicameral y el departamento del Tesoro, con sanciones selectivas tanto al círculo familiar como a altos jerarcas de la administración pública, incluyendo testaferros. Otros Estados que han adoptado una política exterior de presión político-diplomática han sido Reino Unido, Suiza y Canadá.
Por su parte la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) siendo el espacio político de más alto nivel de nuestro continente, a través de la resolución del 10 de noviembre, asume por primera vez su fracaso como canal político-diplomático ante la situación de Nicaragua desde los intentos el 05 de junio de 2018; en razón de la mala fe del gobierno de Ortega. Los Estados miembros concluyen que en Nicaragua en definitiva no existe democracia y en consecuencia las elecciones son ilegítimas. Al igual que la Unión europea que desconocen las elecciones del 07 de noviembre, estos organismos multilaterales consideran que el último paso se encuentra en un diálogo integral
El estado de la crisis diplomática en Nicaragua
Con el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) por su naturaleza intergubernamental, no ha sido capaz de convertirse en un espacio que logre canalizar y destensar la crisis política y de derechos humanos en nuestro país. A pesar de la parálisis política regional, Costa Rica y Panamá han sido impulsores de proyectos sobre la situación de Nicaragua a nivel internacional. Esto evidencia que la estructura jurídica-gerencial actual del SICA es insostenible ante los viejos y nuevos retos.
Ilegitimidad de las elecciones
La persistencia de la crisis política y de derechos humanos, que logra mayor tensión con la celebración de unas elecciones sin estándares mínimos internacionales, ahora representa el talón de Aquiles para Ortega frente a un proceso de diálogo, marcado por el desconocimiento de las elecciones en más de 50 países. Con los antecedentes de aplicar medidas para ganar tiempo y utilizar a las personas presas políticas, le será complicado volver a ganarse la credibilidad como actor de buena fe y con voluntad política.
La política internacional a futuro
Un panorama desalentador en la configuración en la política internacional, donde el peso político de Estados Unidos y la Unión Europea, se encuentra gradualmente mermado por la estrategia de la diplomacia comercial de China y la diplomacia comunicacional de Rusia. Ambos países hegemónicos buscan consolidarse, Rusia por su parte con una estrategia que se focaliza a nivel interno, consolidando su poder territorial y China a nivel externo, consiguiendo nichos de poder político-financiero a partir de acuerdos comerciales.
Las dictaduras se valen de la plataforma de la organización de países no alineados para mover sus tentáculos. Al ser los impulsores en estos últimos años de la conformación de la Relatoría especial sobre la repercusión negativa de las medidas coercitivas unilaterales, han sido el paraguas de protección del Gobierno dictatorial de Venezuela para retrasar o detener proyectos de sanciones. La ausencia de una correcta normativización de lo que se considera medidas coercitivas unilaterales, provoca a nivel político y de opinión pública una esterilización de las acciones encaminadas a encauzar la senda de la democracia.
Esto nos obliga, a reiterar la importancia trascendental de un actor interno, como la oposición, a pesar de las disparidades ideológicas, operativas y de intereses; se requiere aprovechar estos años para consolidar su poder interno y a nivel territorial; antes del reacomodo de las fuerzas internacionales.
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