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Así fue el exilio de Daniel Ortega y Rosario Murillo bajo la dictadura somocista

En los últimos cinco años, Daniel Ortega y Rosario Murillo enviaron al exilio a más de 600 mil nicaragüenses, pese a que ellos también vivieron esa pesadilla.

A mediados de 1977, Rosario Murillo estaba embarazada y vivía en un cuarto muy pequeño, durmiendo en colchones, en Panamá, en el exilio, huyendo de la dictadura somocista. Le acompañaban su entonces marido Carlos Vicente “Quincho” Ibarra y los hijos de su primer matrimonio, Zoilamérica y Rafael.

Por esos mismos días, Daniel Ortega algunas veces estaba en Nicaragua y otras en Honduras o Costa Rica, también huyendo de la dictadura somocista, exiliado igualmente. Cada vez que la Guardia Nacional de Somoza mataba a guerrilleros sandinistas, Ortega salía huyendo del país para proteger su vida.

Casi 46 años después, Daniel Ortega y Rosario Murillo han enviado al exilio, entre abril de 2018 y marzo de 2023, más de 600 mil nicaragüenses, indica un reciente informe del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más. La mortal represión que los dos dictadores desataron a partir de abril de 2018, y que se mantiene cinco años después, empujó a esos nicaragüenses a dejar a sus familias para asegurar sus vidas.

Daniel Ortega y Rosario Murillo estuvieron en el exilio y ahora son los dictadores nicaragüenses que recetan el mismo castigo. Foto | Cortesía.

Un exilio sin sacrificios

Nicaragua Investiga conversó con personas que les conocieron en aquella época, y hurgó entre archivos y libros, para conocer cómo fue el exilio de estos dos personajes que hoy causan mucho dolor entre los nicaragüenses.

Fue un exilio en el que ninguno de los dos pagó un costo de sacrificio personal alto ni trágico, a como ocurre con la gran mayoría de los exiliados a partir de 2018, explica una de las fuentes consultadas. Si acaso Rosario Murillo se vio en dificultades en los primeros meses, cuando estuvo expatriada en Venezuela y Panamá. Cuando llegó a Costa Rica, al poco tiempo todo mejoró y hasta encontró en ese exilio la fuente de poder que ostenta hasta hoy: su unión marital con Ortega.

“El de ellos fue un exilio para dirigentes, con acceso a recursos. No fue un exilio de sacrificios, sino para ocupar una posición de dirección. No necesariamente pagaron ese alto costo trágico que produce tener que dejar todo y salir de tu país”, expresa un exguerrillero sandinista que les conoció, y quien agrega que el FSLN los apoyó económicamente a los dos durante el exilio.

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Daniel Ortega

El exilio de Daniel Ortega inició al mediodía del 30 de diciembre de 1974, después de pasar siete años y un mes preso en las cárceles de La Aviación y en La Modelo de Tipitapa. Fue liberado junto a otros reos por un comando sandinista que se tomó la casa del exfuncionario somocista José María Castillo, convirtió en rehenes a allegados a Somoza y para soltarlos exigió la liberación de los presos políticos.

Ese mismo día, Ortega llegó en un avión de Lanica a La Habana, Cuba, donde el dictador Fidel Castro financiaba a los sandinistas. Sus padres, Daniel Ortega Cerda y Lidia Saavedra celebraron su liberación con un pequeño queque con una velita y Coca Cola con hielo. Nunca más vería a su padre, porque este último murió en Managua cuatro meses después, el 21 de abril de 1975.

En Cuba, Ortega pasó casi todo ese año 1975 haciendo trabajo político, contó él mismo a la revista Playboy en 1987. Escribió panfletos y estudiaba. Fidel Castro les daba todo lo que necesitaban, hasta los anteojos que Ortega siempre necesitó por ser miope.

En La Habana se reunió la Dirección Nacional histórica del Frente Sandinista, cuenta Humberto Ortega en su libro «La epopeya de la Insurrección». Ahí estaban Carlos Fonseca Amador, Humberto Ortega, Eduardo Contreras, Daniel Ortega y José Benito Escobar.

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Aprovecharon la ocasión para crear la nueva Dirección Nacional, que quedó integrada por Carlos Fonseca, los hermanos Humberto y Daniel Ortega, José Benito Escobar, Pedro Araúz, Eduardo Contreras, Henry Ruiz, los costarricenses Carlos Agüero y Plutarco Hernández y el mexicano Víctor Tirado.

A finales de 1975, Daniel Ortega salió de La Habana hacia Honduras, desde donde después, en enero de 1976, entró clandestinamente a Nicaragua y lo nombraron, junto a Eduardo Contreras, como los dos jefes de la guerrilla sandinista en Managua. Leticia Herrera relata, en su libro «Guerrillera, Mujer y Comandante de la Revolución Sandinista», que a ella le correspondió buscar una casa de seguridad para Ortega.

Herrera afirma que Contreras conocía bien Managua, pero Ortega no porque estaba preso cuando ocurrió el terremoto de 1972, el cual destruyó a la ciudad. Ella le sirvió como lazarillo a Ortega, porque este último tampoco conocía a los nuevos integrantes de la guerrilla en la capital y en ciudades como Masaya y Granada.

Debido a que desde entonces hubo más cercanía entre Ortega y Herrera, se hicieron pareja. Sin embargo, Ortega no siempre estaba en Nicaragua, sino que, durante los siguientes dos años, entre 1976 y 1977, entraba y salía. Unas veces estaba en Honduras y otras en Costa Rica.

Las salidas de Ortega se producían principalmente cuando la Guardia Nacional de Somoza mataba a algunos guerrilleros sandinistas. Entonces, se consideraba que la vida de Ortega estaba en peligro y lo sacaban del país clandestinamente.

Eso ocurrió, por ejemplo, en noviembre de 1976, cuando la Guardia mató en Managua a Eduardo Contreras y a Carlos Roberto Huembes, mientras que en la montaña mató a Carlos Fonseca, el mismo domingo 7 de ese mes. Cuando mataron a Contreras, la Guardia no anunció su muerte, sino que se quedaron callados, por lo que, al día siguiente, Daniel Ortega se dirigió a la casa de Contreras.

Daniel Ortega cuando estaba joven y luchaba contra la dictadura somocista desde el FSLN.

A Ortega la Guardia lo hubiera matado ese día, un lunes 8 de noviembre de 1976, porque se dejó ir sin precaución a la casa de Contreras, que estaba tomada por la Guardia y habían colocado emboscadas para atrapar a los sandinistas que llegaran en busca de Contreras. Así lograron matar a Huembes en la noche de ese mismo domingo.

Leticia Herrera cuenta que el lunes 8 ella evitó que mataran a Ortega, porque se percató de la presencia de Becats (Brigadas Especiales Contra Actos de Terrorismo) de la Guardia al acercarse a la casa de Contreras.

“Aquí, si hay Becats es porque han tomado la casa de Eduardo. Vayámonos. Te vas a embuzonar”, le dijo Herrera a Ortega, y lo ubicó en otra casa de seguridad, para luego sacarlo a Costa Rica.

Entre las salidas de Nicaragua que hacía Ortega, en junio de 1977 lo mandaron a Caracas, Venezuela, para realizar unas gestiones del FSLN y en la capital venezolana se encontró con Rosario Murillo. Él iba entrando al museo dedicado a Simón Bolívar cuando Murillo iba saliendo y se pusieron a conversar, relató el propio Ortega a la periodista Helena Ramos de la revista El País, en 1994.

Rosario Murillo

Rosario Murillo trabajaba en La Prensa como secretaria de Pedro Joaquín Chamorro, pero colaboraba en secreto con la tendencia GPP del FSLN. Además, su compañero de vida era Carlos Vicente “Quincho” Ibarra, un militante del FSLN, quien, huyendo de la Guardia, se exilió en Venezuela a finales de 1976.

Murillo quedó embarazada y tenía dos hijos, Zoilamérica y Rafael, producto de su primer matrimonio con Jorge Narváez.

Después de la salida de Ibarra, el exguerrillero Moisés Hassan cuenta que Murillo cayó presa en Estelí, donde la Guardia la detuvo por alteración al orden público, ya que estaba participando en actividades políticas del FSLN. Un día estuvo detenida y al salir planificó irse al exilio, para reunirse con Ibarra.

En los primeros meses de 1977, Murillo, embarazada, junto a sus dos primeros hijos, tomaron un avión de Taca y llegaron a Panamá, donde pasaron como dos noches y luego abordaron otro avión para enrumbarse a Caracas, donde los esperaba Ibarra.

Rosario Murillo fue una seguidora de la moda hippie.

En Venezuela, Ibarra y Murillo estuvieron varios meses haciendo nada, esperando que les otorgaran asilo, en condiciones económicas muy malas, teniendo que dormir todos en un mismo cuarto, pequeño.

Fue en esos días, en junio de 1977, cuando Murillo visitó la casa museo de Bolívar y se encontró con Daniel Ortega. Ya se le notaba la barriga del embarazo de siete meses.

Como las cosas no mejoraron, la pareja se trasladó a Panamá, donde esperaban que las cosas mejoraran porque ahí había un mejor apoyo del FSLN. Sin embargo, no fue así. Siguieron las dificultades económicas.

Se asentaron en Vía Argentina, en un apartamento viejo de un solo cuarto, súper pequeño, durmiendo en colchones. Lograron enviar a la escuela a Zoilamérica y a Rafael, quienes debían lavar a diario el uniforme porque solo tenían uno.

A Murillo la salva su padre, Teódulo Murillo, un rico agricultor y ganadero de Chontales que tenía haciendas en Managua, especialmente sembradas de algodón. Al ver que sus dos nietos estaban sufriendo en Panamá, en manos de su madre, le enviaba dinero a Murillo, pero, lo hacía por los niños.

En agosto de 1977, siempre estando en Panamá, Murillo dio a luz al hijo que procreó con Ibarra, a quien llamaron Carlos Enrique, conocido como Tino. Con el dinero que le mandaba su padre, logró ir a una clínica pequeña para tener al bebé.

Murillo se había hecho amiga de la poetisa Gioconda Belli, quien estaba exiliada en San José, Costa Rica. Hablaron y acordaron que Murillo se trasladaría a Costa Rica y, para mientras encontraba trabajo, Belli le ofreció su casa.

Dos meses vivieron Murillo, Ibarra y los tres niños en la casa de Belli, quien, en su libro «El país bajo mi piel», escribió: “Zoilamérica cuidaba a su hermanito Tino, que era un niño de meses, con una devoción maternal que me impresionó”. Casi desde el inicio, quien cuidó de Tino fue Zoilamérica, una niña cercana a los nueve años de edad. Mientras, Murillo se dedicaba a sus cosas.

Según Belli, para ese momento, Murillo e Ibarra no pensaban precisamente en la lucha contra Somoza. “Rosario y Quincho se debatían en un mar de confusiones y hablaban de marcharse a París a estudiar cine”, escribió la poetisa.

Murillo encontró trabajo en el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), que era dirigido por Sergio Ramírez Mercado. Ahí Murillo logró escribir algunos libros. Con el salario, salió de la casa de Belli y rentó una casa en Rohrmoser.

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La casa de Rohrmoser era bonita, pero muy sencilla y pequeña. Murillo no paraba en la casa y era Zoilamérica quien se encargaba de casi todo, especialmente del cuido de Tino.

Fue en esa casa cuando Murillo tuvo un pleito con Ibarra y se separaron. Llegó la mamá de Ibarra a tratar de que se reconciliaran, pero no hubo manera. Algunas personas creen que Murillo se metió a vivir con Ortega estando aún con Ibarra, pero una fuente cercana a Murillo afirma a Nicaragua Investiga que Ibarra salió de la vida de Murillo cuando vivían en Rohrmoser y Ortega no conoció esa casa.

Otra fuente, un exdirigente sandinista, confió a Nicaragua Investiga que los terceristas, dirigidos por Humberto Ortega, vieron la precariedad en la que vivía Murillo en Rohrmoser y le ofrecieron una mejor casa, a cambio de dejara de trabajar con la GPP y se uniera a ellos en el área de propaganda.

Es posible que Murillo comenzó a colaborar con los terceristas cuando todavía vivía en Rohrmoser con Ibarra, pues la investigadora Belén Amador Rodríguez, en una tesis doctoral, afirma que, a finales de 1977, las primeras transmisiones de la clandestina Radio Sandino estuvieron a cargo de Murillo e Ibarra, pero después se retiraron.

Según la fuente, el verdadero líder de los terceristas era Humberto Ortega y fue quien autorizó que a Murillo se le alquilara una buena casa en una zona conocida como Los Colegios, en Moravia, donde además funcionaba Radio Sandino, una imprenta en la que se imprimían folletos del FSLN y las oficinas del movimiento guerrillero.

Era una casa a la que se le llama “de refresco”, porque llegaban guerrilleros sandinistas a descansar después de pasar peleando en Nicaragua. En Los Colegios cambió totalmente el exilio de Murillo, porque la casa era como un hotel, donde siempre había comida.

Nace la pareja Ortega-Murillo

Daniel Ortega estuvo en Nicaragua entre agosto de 1977 y febrero de 1978. Se la pasó al lado de Leticia Herrera y la embarazó.

En octubre de ese año, tanto Ortega como Herrera eran parte del Frente Norte Carlos Fonseca Amador, el que realizó una serie de ataques a comandos de la Guardia y algunas emboscadas, como las realizadas en San Fabián, Dipilto, Santa Clara y San Fernando. En San Fabián es el único combate en el que se conoce que Ortega haya participado realmente.

El 26 de febrero de 1978, el día en que la Guardia Nacional mató a su hermano Camilo en Los Sabogales, Masaya, Ortega viajaba en avión desde Tegucigalpa hasta San José.

Al arribar a la capital costarricense, los terceristas lo llevaron a la casa de su otro hermano Humberto, en Desamparados, donde estuvieron conversando en la noche de ese día. Sin embargo, determinaron que Ortega no se podía quedar en la casa de su hermano Humberto porque ambos eran miembros de la Dirección Nacional del FSLN y no podían estar en el mismo lugar, por seguridad.

En ese momento, los terceristas recuerdan que le acababan de alquilar la casa a Rosario Murillo en Los Colegios y deciden enviar a Ortega para ese lugar.

A Daniel Ortega lo llegan a dejar a la casa de Rosario Murillo en la madrugada. Murillo se asusta, pero, cuando sabe que se trata de Ortega, se calma. A los pocos días iniciaron la relación sentimental que todos conocen.

En cuanto a Leticia Herrera, ella cuenta que todavía tenía una relación con Ortega cuando se dio cuenta que este había iniciado algo con Murillo. Cuando Ortega sale de Nicaragua, en febrero de 1978, Herrera tiene un embarazo de seis meses.

Herrera es enviada a Costa Rica por el FSLN, porque se estaba planificando el asalto al Palacio Nacional, que ocurriría en agosto de 1978. Herrera viaja primero a Panamá, donde se encuentra con Daniel Ortega y luego viajan a Costa Rica, donde Herrera da a luz al niño, el 15 de junio de 1978. Como había muerto Camilo Ortega, Herrera le pone al niño Camilo Daniel, para consolar a su entonces suegra Lidia Saavedra.

Herrera, dolida al saber que Ortega ha iniciado una relación con Murillo, pide al FSLN que la saque de Costa Rica, dejando al niño con su doña Lidia y la hermana de Ortega, Germania.

En septiembre de ese mismo año, se produce una ofensiva para derrocar a Somoza y Ortega, junto a otros, como Edén Pastora, Víctor Tirado López y Germán Pomares, dirigen el Frente Sur desde la frontera entre Costa Rica y Nicaragua, en Sapoá y Peñas Blancas.

Cada vez que Ortega salía de San José a la frontera, se llevaba con él a Murillo, quien ya no paraba en la casa de Los Colegios, ni en la segunda casa de seguridad que le alquiló el FSLN, en El Cedral.

El periodista Fabián Medina, en su libro El preso 198, relata que fue entre los meses de octubre y noviembre de 1978 que el padre español Gaspar García Laviana, guerrillero sandinista, habría casado en una ceremonia improvisada a Ortega con Murillo, un casamiento al que se le conoce como “por las armas”, cuando se da entre personas que andan luchando en la montaña.

El fin del exilio

Como Rosario Murillo casi no se mantenía en San José, durante los últimos meses de 1978 y los primeros seis de 1979, su hermana Violeta llegó a cuidar a Zoilamérica, Rafael y a Tino.

En el último mes de la insurrección final contra Somoza, en junio de 1979, ya no llegaron a la casa ni Ortega ni Murillo. Se mantenían en la frontera sur.

El 18 de junio de 1979, los sandinistas dan a conocer que se formó una Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional (JGRN), para suplantar en el poder a Anastasio Somoza Debayle y el coordinador de la misma sería Daniel Ortega.

El 15 de julio, dos días antes que Somoza huyera del país, Ortega arribó en una avioneta a León, que había sido declarada capital provisional, junto a Rosario Murillo y Tomás Borge.

El 19 de julio se declara el triunfo de los sandinistas y el 20 se celebra en la Plaza de la República. El 21 llegan a Managua, procedentes de San José, Zoilamérica, Rafael y Tino junto a su tía materna Violeta Murillo, terminando así el exilio de los Ortega-Murillo.

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