WASHINGTON DC — La primera Cumbre para la Democracia concluyó con el compromiso de 110 mandatarios de volver a la mesa en Washington con insumos para hacer frente en conjunto a la corrupción, poner cortapisas al autoritarismo y reducir el efecto de la desinformación que prolifera en marcos electorales.
Entre los discursos de apertura la mañana del jueves, del encuentro en formato virtual por las circunstancias de la pandemia, hasta el cierre este viernes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, definió las líneas prioritarias de acción.
«La democracia no se produce por accidente… en Estados Unidos, lo sabemos mejor que nadie, renovar nuestra democracia y fortalecer nuestras instituciones requiere un esfuerzo constante», pero hay «presión externa de personas autocráticas que pretenden exportar su influencia y ampliar sus políticas y prácticas represivas», dijo Biden en la apertura.
Su secretario de Estado, Antony Blinken, ha llamado a tener una visión global e identificar los motores atrás de las campañas de desinformación orientadas a socavar el sistema que garantiza las libertades fundamentales de los ciudadanos en la mayoría de las democracias.
«Los gobiernos autoritarios están activamente trabajando para sembrar división y desconfianza en las democracias. La crisis que encaramos es real», expresó el secretario Blinken.
Los 110 aliados que le acompañaron desde sus atriles durante esta cumbre virtual ahondaron en la importancia de “robustecer” en conjunto las medidas para hacer frente a los problemas que también subyacen atrás del debilitamiento del sistema.
La pobreza, la desigualdad social y la falta de oportunidades para amplias franjas de población en todo el mundo son desafíos reales que “seducen” en las artimañas de desinformación, coincidieron algunos mandatarios invitados.
La importancia de la información
Al clausurar la Cumbre, el presidente Biden dijo que la reunión ha reafirmado compromisos como proteger a los medios de comunicación, apoyar la libertad de expresión, proteger los derechos humanos, pero sobre todo destacó la importancia de haber escuchado en este encuentro a los jóvenes y sus preocupaciones.
“Me alienta la energía y el entusiasmo que hemos visto, personas de todo el mundo en apoyo a nuestros valores democráticos compartidos… Espero que cada uno de nuestros países mida los resultados de nuestros esfuerzos para que podamos informar de nuestro progreso en la segunda Cumbre por la Democracia el próximo año”, dijo el mandatario estadounidense.
Latinoamérica es de alta prioridad para Estados Unidos en el contexto de esta Cumbre, explicó a la Voz de América Cristina Rosales, portavoz en español del Departamento de Estado, al abordarse en el encuentro gran parte de los problemas que aquejan a muchas de las sociedades latinoamericanas.
Corrupción, violación de derechos humanos, signos de autoritarismo y falta a libertad de expresión, están presentes en la región, según la portavoz Rosales, y de ahí que ocho naciones del continente estuvieran fuera del evento por valoraciones propias a cada uno.
«La dictadura» en Venezuela
El gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y los de Cuba, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras, Bolivia y Haití no fueron invitados a la Cumbre.
El presidente interino deVenezuela, Juan Guaidó, dijo que el pueblo venezolano sigue “resistiendo por la libertad”.
Su país -dijo- tiene “la dictadura” que ha causado “la segunda crisis migratoria más grande del mundo desplazando a más de seis millones de venezolanos. En mi país fue vulnerada la democracia y la dictadura condenó al 76% de los venezolanos a vivir en la pobreza extrema, secuestró las instituciones y acabó con el estado de Derecho”, expuso Guaidó.
La exclusión de ocho países latinoamericanos, más las potencias que disputan un rol en la geopolítica: Rusia y China, ha motivado diversos análisis sobre el impacto real del evento.
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Especialistas del centro de análisis Atlantic Council en Washington creen que Estados Unidos podría estar intentando crear a partir de la Cumbre una “Alianza mundial de democracias” y que podría estar apostando a formar un primer núcleo de entre 30 y 40 países fundadores.
Pero los desafíos son enormes, incluso para los intereses de la política doméstica. La vicepresidenta Kamala Harris aludió en su intervención del jueves a los riesgos que enfrentan las democracias, incluida la de los Estados Unidos.
«En todo el mundo, los autócratas se han envalentonado. Las violaciones de derechos humanos se han multiplicado. La corrupción está socavando el progreso y la desinformación está socavando la confianza pública”, dijo Harris en su intervención.
Una encuesta reciente del Centro Pew Research arroja que la gran mayoría de ciudadanos en diferentes latitudes del planeta apoyan la democracia, pero una media del 56% en las 17 economías más avanzadas del mundo considera impostergable hacer cambios en los sistemas políticos; en algunos, claman por reformas completas.
En un artículo de los embajadores de Rusia y China en Washington DC publicado en la revista neoconservadora The National Interest, los diplomáticos calificaron la Cumbre de un “producto de mentalidad de Guerra Fría” y adujeron que “revivirá la confrontación ideológica y la ruptura en el mundo, creando nuevas líneas divisorias”.
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