¿Por qué la cifra de nicas preaprobados para el “parole” es inferior al resto de países?

El 2023 trajo para los nicaragüenses una buena noticia: El “parole humanitario”, que al día de hoy ha beneficiado a casi mil compatriotas, un programa de visados, que el pasado 05 de enero el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, amplió para migrantes de Cuba, Nicaragua y Haití, países que forman parte de la masiva ola de migrantes que han cruzado las fronteras de forma ilegal.

La doctora nicaragüense Débora Eunice Arróliga y su hijo de 10 años, fueron de los primeros beneficiados, pudiendo abordar un avión y pisar suelo estadounidense para reencontrarse con el también nicaragüense Anthony Barboza, novio de Arróliga y patrocinador de ambos.

Otros que figuran entre los beneficiados son los hermanos Renato y Henry López, originarios de la ciudad de Granada, quienes lograron reunirse con su hermano Jorge Luis López, obrero de la construcción en Orlando. Él fue su patrocinador para que este sueño se hiciera realidad.

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Nicas aprobados

Según datos publicados por la cadena de noticias CNN, hasta el momento se maneja que 800 nicaragüenses fueron autorizados para viajar.  Al ser aprobados, luego de llenar la solicitud requerida, esto les permitirá a los nicas vivir y trabajar durante dos años.

CNN indica que desde octubre pasado más de 26.000 venezolanos fueron aprobados para llegar a EE.UU. Sin embargo, solo figuran 800 nicaragüenses, junto a 2.000 haitianos y más de 4.700 cubanos.

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Una oportunidad que costará a nicas

Manuel Orozco, investigador y especialista en temas migratorios de Diálogo Interamericano, explica que en el 2022 fueron 775,529 personas de las cuatro nacionalidades las que se presentaron en la frontera de forma ilegal, de esos el 28%  eran nicaragüenses.  Indica que este número es una línea de base sobre el techo posible en el mayor escenario, o equivalente a la tendencia en 2021.

A pesar de que con este programa se abren las puertas a los nicaragüenses para evitar que migren de forma ilegal, también hay factores que podrían incidir en muchos nicaragüense que aspiran llegar a suelo estadounidense.  «La clave es que no todos los que están en status legal van a patrocinar a alguien».

Añade que es importante considerar, «primero, el número de personas con status legal con un familiar en Nicaragua y con intención a migrar. Estos representan un numero pequeño cercano a 40,000 personas».

De acuerdo al especialista, en una encuesta realizada en abril de 2022, 16% de los nicaragüenses en Estados Unidos tenían estatus legal y un familiar con interés en emigrar. Así mismo, el 36% tenían un familiar o alguien conocido con intención de migrar. «Este dato ofrece un piso y un techo. Al calcular aquellos con status legal y con familiar o alguien conocido la cifra es inferior a 80,000 personas», expone.

Según una encuesta realizada en enero 2023, 24% de los hogares tienen intención de migrar, eso se traduce en al menos 30,000 personas y un total de 50,000, añade Orozco.

Destaca que en esto también influye que el nicaragüense con estatus regular tiene bajos recursos, por lo que no cumple con el ingreso mínimo anual que piden las autoridades para patrocinar a un aplicante. Otro motivo que se podría dar en estos casos es que tal vez los nicaragüenses ya se llevaron a sus familiares que vivían en Nicaragua.

Se espera frenar migración

De acuerdo al Servicio de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos, una vez que los migrantes estén en ese país, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP) los inspeccionará y los considerará para el permiso de permanencia temporal discrecional conocido como “parole humanitario”.

Con el parole se espera que en 2023 puedan migrar legalmente 360,000 migrantes de Venezuela, Cuba, Nicaragua y Haití, un 53% menos de los 775 695 migrantes indocumentados de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití que llegaron en 2022.
Con este programa, el Gobierno de Joe Biden espera que migren legalmente, por mes, unos 30 000 ciudadanos de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití, y se reduzca la ola de migración irregular que se experimentó el año pasado.