Es un lugar desolado. Árido. De largo solo se divisa la armazón de una casa forrada con plástico negro y dentro, unas cuantas sillas plásticas. Pero con todo y eso, Harold Alberto Dávila Cerda, anunció que ahí se construirá un albergue para ancianos sin techo y un centro de rehabilitación para personas con adicciones.
Para Dávila Cerda, de la iglesia evangélica Soplo de Vida, ese es un sueño que ya comenzó a hacerse realidad. “Es lo que Dios ha puesto en mi corazón”, señala para este reporte. Explicó que han decidido empezar desde cero la construcción de las instalaciones en un terreno que le fue heredado por su abuelo.
De acuerdo a este hombre, la idea nace cuando decidió convertirse al evangelio, luego de pasar por muchas adicciones y dificultades en su vida. Contó que para salir del “hoyo en que vivía”, recibió apoyo de sus hermanos de fe y que fueron ellos, los que le transmitieron la idea, luego de ver tantas necesidades en su comunidad y en las comunidades aledañas.
Dávila Cerda nació y creció en la comunidad Cenizas, ubicada en el kilómetro 65.5, carretera hacia el balneario de la Boquita, zona costera de Diriamba, Carazo, donde ha iniciado su lucha por construir dicho centro.
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“Es una propiedad heredad desde hace más de diez años, y lo que quiero, es hacer un centro para rehabilitar a personas adictas a drogas que se quieran restaurar, así como albergar a aquellos ancianos abandonados por sus familias. Esto no es de ninguna organización, es algo personal, que nace de mi corazón, y sé que lo vamos a lograr con la ayuda de Dios, de la comunidad y de todas aquellas personas que nos quieran apoyar”, dijo.
Cuentan con diseño y presupuesto
Para Dávila Cerda, el proyecto es exclusivo para ayudar al prójimo y al mismo tiempo evangelizar y predicar la palabra de Dios a todas las personas de las comunidades de Huehuete, Casares, La Boquita, Cenizas y todas aquellas comunidades que deseen congregarse.
Sin embargo, para hacer posible la primera fase del albergue, necesitan 48 mil córdobas, ya que la mano de obra será donada por habitantes de la comunidad.
“Aquí venimos con la humildad por delante, no pretendemos hacer una gran construcción porque la situación económica no está muy buena, pero si queremos hacer galerones de zinc con armazones de madera, por la razón de que los materiales están carísimos. Lo que queremos, es un refugio que sirva para muchos desamparados, porque vemos la necesidad que se vive en esta comunidad”, dijo.
Explicó que el ingreso al albergue será gratuito, y no discriminará a nadie. “Es una obra espiritual, donde esperamos que con el amor de Jesucristo se puedan restaurar muchos adictos al alcohol y otras drogas y que muchos ancianos tengan un plato de comida tres veces al día y un techo donde descansar”, señaló Dávila Cerda.
“Por ahora no contamos con nada, todo se está haciendo por fe y es por esta razón que hoy estamos llamando a las autoridades municipales, a la comunidad y a todas aquellas personas que quieran apoyar este proyecto espiritual a que se unan”, invitó.
Apoyado por la comunidad
Desde que se ha escuchado en la comunidad de Cenizas la noticia de la construcción del centro de rehabilitación, la población ha decidido apoyar con su mano de obra, con el propósito de ayudar a cambiar y salvar muchas vidas.
Para Patricia Parrales, esposa de Harold Dávila, el proyecto no es nada fácil, pero cree igual que su esposo, que ayudará a sus semejantes. Aseguró que ella lo apoya, aunque eso signifique abandonar la comodidad de su hogar.
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“Yo soy su ayuda idónea y aquí voy a estar, también, que como cristianos que somos, tratamos de cumplir uno de los mandamientos principales de Dios: ayudar al prójimo. Además cumpliremos con ser sembradores de la palabra para ganar almas para Cristo, sabemos que hay mucha necesidad en estas comunidades y él ha decidido hacer esto en su terreno porque nuestro padre celestial ha puesto eso en su corazón. Sabemos que se va a lograr”, expresó Parrales.
Doña Magna Navarrete Díaz de 78 años de edad, quien es originaria de la comunidad de Cenizas, dijo sentirse contenta con la obra, ya que hay muchos ancianos que ya no tienen fuerzas para trabajar y que muchas veces no tienen que comer.
“Es excelente lo que están haciendo, aquí hay mucha necesidad, hay varios ancianos que vamos a recoger botellas a las calles para venderlas y poder comer, pero ya estamos viejos y cansados y esto me parece muy bueno porque vamos a tener un lugar donde descansar y comer. Ya uno anciano eso es lo que quiere, pero hay muchos que no tienen quien los mire”, compartió Navarrete Díaz.
Davila Cerda adelantó que el proyecto llevará por nombre “Guerreros de Jesucristo”. “Esperamos ser bendecidos y salir adelante, esperamos el apoyo de todos en esta comunidad”, señaló.
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