La necesidad de cultivar más tabaco para la producción de los famosos puros de Estelí y satisfacer la creciente demanda en el mercado internacional, causa que empresarios de este sector adquieran grandes hectáreas de tierras en un tramo de 19 kilómetros al norte de la ciudad de Estelí, donde se están destruyendo pequeñas áreas boscosas, fuentes hídricas y fauna silvestre.
Desde hace unos cuatro años, algunos empresarios tabacaleros han adquirido varias fincas en ese tramo a ambos costados de la carretera panamericana, entre la ciudad de Estelí y la cuesta de La Cucamonga, donde existen pequeñas zonas boscosas que conservan un manto acuífero, generan densa neblina en horas de la madrugada y por la tarde, y que producen una inusual frescura.
En este tramo, varias propiedades o fincas privadas conservaban sus tierras vírgenes debido a que hasta hace algunos años en su lecho prevalecían enormes piedras volcánicas, las que poco a poco fueron siendo extraídas por empresas trituradoras (conocidas como pedreras) para la producción del piedrín, material que es utilizado para cubrir la calzada o asfalto de la vía internacional.
“Históricamente estas propiedades eran inservibles para la crianza de ganado o la siembra de maíz y frijol, por eso nadie daba ni mil dólares por una manzana, pero comenzaron a venir las (empresas) pedreras y nos hicieron ofertas para extraer el piedrín, y a nosotros nos benefició que quedaran las fincas limpias de piedra. Muchos comenzaron a venderlas a buen precio y los primeros que vinieron fueron los señores tabacaleros”, contó don Luis Felipe Pérez Altamirano, quien se limitó a decir que logró vender cinco manzanas en unos 70 mil dólares.
Expansión de siembra de tabaco causa daños
Las extensas hectáreas de tierras, ahora cultivadas con hojas de tabaco, necesitan en tiempos de verano del riego con miles de galones de agua sustraídas de los profundos mantos acuíferos de estas zonas, pero también, se han ido destruyendo áreas cubiertas de pequeños árboles de carbón, cedro, pochote, roble y caoa, además de miles de plantas en crecimiento sembradas por efectivos militares, estudiantes universitarios y alumnos de secundaria, como parte del plan de reforestación con especies de nin, cedro real, mandagual, cortés, madero negro y marango.
En estos lugares se han construido bodegas que son rentadas para grandes empresas, también hay negocios de restaurantes, servicios turísticos de hospedaje y otros.
“Aquí la mayoría de los dueños de estas parcelas de tierra han vendido a los tabacaleros, y estos están edificando fábricas y también fincas de cultivo de hojas de tabaco, pero han arrasado con los pequeños bosques y ahora hay pocas áreas verdes”, confirmó Anselmo José Altamirano Ramírez, habitante de una comunidad cercano a la cuesta de La Cucaamonga, donde ya se puede apreciar el avance de las tabacaleras.
Dictadura está acabando con las voces críticas en el Caribe de Nicaragua
Denuncias no son nuevas
Algunos empresarios tabacaleros han construido también zonas residenciales en estos lugares, donde poco a poco va cambiando el paisaje fresco, de neblina, boscoso y verde y las fuentes de agua como pozas, quebradas, ríos, pequeñas lagunas y aquellas finquitas de ordeño ganadero por majestuosas fábricas de puro, extensas hectáreas cultivadas de hoja de tabaco y lujosas residencias o negocios de servicio turístico y empresas de marcas comerciales.
“Es un mal necesario, porque estas propiedades estaban sin ser utilizadas por sus dueños, por sus condiciones rocosas, y la industria del tabaco necesita cada vez más fincas para producir puros con grandes demandas en más de 88 países de los Estados Unidos, Canadá, Asia y Europa, y eso es bueno para Nicaragua porque somos un rubro que aporta a la economía más de 12 millones de dólares anuales”, aseveró uno de los administradores de estas empresas, quien pidió no ser identificado por no estar autorizado a dar declaraciones. “Sólo comento”, finalizó diciendo.
Antes del 2018, cuando se registró el mayor levantamiento social en contra del actual gobierno de la pareja presidencial de Daniel Ortega y Rosario Murillo, existían voces de organismos ambientales no gubernamentales que denunciaban que la industria tabacalera estaba acabando con el manto acuífero del municipio de Estelí, al hacer uso de pozos para el riego de los grandes plantíos de la hoja de tabaco, pero el gobierno no escuchaba esos clamores o simplemente, junto a las autoridades de la alcaldía sandinista, se hacían los sordos para no dar respuesta.
You must be logged in to post a comment Login