El clero de Matagalpa y Estelí se encuentra en una situación de zozobra y están rodeadas por agentes de la Dirección de Operaciones Especiales Policiales (DOEP), según denunció la mañana de este viernes Martha Patricia Molina, abogada y autora del “Informe Nicaragua: Una Iglesia Perseguida”.
“En estos momentos, la parroquia Inmaculada Concepción de María en Sébaco está rodeada de antimotines”, escribió Molina en su cuenta oficial de X esta mañana.
“Recibí información que la Policía anda realizando operativo buscando a sacerdotes y han detenido y entrevistado a laicos que cooperan con la Iglesia del norte del país”, aseguró la abogada al diario La Prensa.
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La escalada represiva sucede un día después en que el régimen Ortega-Murillo autorizó el secuestro de los vicarios de la Diócesis de Matagalpa, Ulises René Vega Matamoros, padre de la iglesia San Ramón, y monseñor Edgar Sacasa, párroco de la iglesia San Isidro, que eran administradas por monseñor Rolando Álvarez, desterrado ahora en Roma.
El padre Edwing Román, exiliado en Estados Unidos, dijo a través de la red social X que la “dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo aprovechan la atención mundial sobre Venezuela para encarcelar a (dos) sacerdotes en Nicaragua, y continuar (la) persecución a la Iglesia Católica, en medio del silencio cómplice y la falta de valentía por predicar genuinamente el evangelio”.
Un sacerdote logró huir
Molina, quien se dedica a denunciar la persecución que vive la iglesia en Nicaragua, reveló que recibió información de que un sacerdote de tuvo que huir para ser detenido.
“Me informaron además de un cura de la Diócesis de Estelí a quien la policía llegó a buscar pero este huyó. Están viviendo realmente un momento alarmante en esa zona”, denunció Molina.
En Nicaragua, la persecución en contra de la Iglesia católica no se detiene. Días atrás, agentes policiales privaron de libertad a dos vicarios y al sacerdote Frutos Constantino Valle Salmerón, de 80 años, administrador Ad Omnia (a todo) de la Diócesis de Estelí, quien fue sacado de ese lugar en horas de la noche por la Policía y lo trasladó al Seminario Nuestra Señora de Fátima, en Managua.