La Alcaldía de Managua, controlada por ediles leales a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, pretende premiar los mejores altares de la Purísima de este próximo 7 de diciembre, mientras secuestra y destierra a sacerdotes, laicos, secretarios y músicos católicos.
Para tratar de vender una imagen de supuesta armonía entre los católicos y el régimen, Reyna Rueda, alcaldesa de Managua, dijo que van a premiar a 21 altares, tres por distrito. Invitó a los que deseen participar a inscribirse en la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico, ubicado en el Zumen, Centro Cívico “Camilo Ortega Saavedra”.
La municipalidad anunció esto días después que el obispo de Jinotega, monseñor Carlos Enrique Herrera, fue desterrado de Nicaragua por denunciar en un eucaristía de cometer un sacrilegio el alcalde sandinista Leónidas Centeno, por irrespetar la santa misa, al mandar a poner altoparlantes con música y bailes, lo que no permitió escuchar el oficio religioso el domingo 10 de noviembre.
Altares decorados con azul y blanco irrita a la dictadura
Los altares decorados con bandera nacional o colores azul y blanco, que son similares al azul celeste y el blanco de la Purísima Concepción de María, irritan a la dictadura y se conoce denuncias que policías llegan a esas viviendas a inspeccionar si se trata de opositores nicaragüenses.
Ante esto, militantes sandinista decoran sus altares con los colores rojo y negro, alusivos al FSLN, que significa la sangre derramada en la lucha por la revolución y el negro, luto guardado por todos los revolucionarios muertos en la guerra.
La premiación de la municipalidad se efectuará antes del 24 de diciembre. El primer lugar se llevará 12 mil córdobas, el segundo lugar, 10 mil, y el tercer lugar, 8 mil córdobas.
Hubo torturas a personas religiosas en Nicaragua
Un informe titulado “Crímenes de lesa humanidad contra las personas religiosas en Nicaragua”, expuso testimonios fuertes de las torturas a las que fueron sometidos los devotos de la Iglesia católica.
A uno lo colgaron hasta que se le inflamó el cuerpo, a otro lo hicieron orinar en el interrogatorio y limpió el orín con su camisa y luego lo obligaron que se la pusiera, al familiar de otro religioso lo extorsionaron para que pagara mil dólares y así poder verlo, los pagó y después la llamaron y le dijeron que si pagaba 25 mil dólares iban a liberar.
“Los laicos fueron agredidos verbalmente durante los interrogatorios”, dice el informe. Le cuestionaban cuánto les pagó la Iglesia católica, incluso llegando a decirles que las procesiones están prohibidas en Nicaragua.
“Estos interrogatorios eran utilizados para atentar contra la fe de las personas, ya que a algunas de las entrevistadas se les quiso obligar a declarar contra sacerdotes, o bien, durante estos interrogatorios los agentes policiales cuestionaban la fe de los religiosos”, añade el documento.
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