Con la reciente confirmación de Marco Rubio como Secretario de Estado de Estados Unidos, el futuro de las relaciones de Washington con el régimen de Daniel Ortega parece encaminado hacia un endurecimiento aún mayor.
Rubio, quien ha sido un crítico feroz de los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, es conocido por su postura firme en la defensa de los derechos humanos y su oposición a los gobiernos autoritarios en la región.
Javier Meléndez, director del Centro de Investigación Expediente Abierto, al ser consultado por Nicaragua Investiga dijo que la designación de Rubio marca un cambio significativo en la política estadounidense hacia Nicaragua, lo que podría traducirse en un paquete de medidas que presionarán aún más al régimen de Ortega.
“Como Secretario de Estado, es previsible que para el caso de Nicaragua podría impulsar un endurecimiento de las sanciones económicas, diplomáticas y personales contra Ortega, su familia y altos funcionarios del régimen», afirmó Meléndez.
«También habrán continuidades relacionadas con terminar de liberar los prisioneros políticos que quedan y generar condiciones relacionadas con revertir el ambiente generalizado de represión en Nicaragua. También me parece que en su gestión se insistirá en crear todas las condiciones requeridas para que hayan elecciones libres», añadió.
El analista destacó que Rubio tiene una postura inflexible sobre los regímenes autoritarios, lo que se reflejaría en una agenda orientada a restablecer los derechos políticos y civiles en Nicaragua.
Sin embargo, Meléndez advierte que, al igual que con Venezuela y el régimen de Maduro, no habría concesiones si Ortega no toma medidas concretas para restablecer un ambiente democrático.
“Supongo que no habrán concesiones si Ortega no restablece antes condiciones plenas que lleven a la restitución de los derechos políticos y civiles”, señaló el experto.
Mayor bloqueo económico
En cuanto a la estrategia diplomática, Meléndez anticipa que Rubio y su equipo buscarán aumentar el aislamiento internacional del régimen de Ortega.
“Rubio y su equipo buscarán una vía para mejorar el aislamiento internacional del régimen y probablemente esto pasaría por fortalecer alianzas con los países latinoamericanos para aumentar la presión diplomática contra Ortega y su esposa», explicó Meléndez.
«No creo que logren modificar la actitud de México pero sí creo que dado el estado de las relaciones actuales de Brasil y Colombia con el régimen Rubio podría buscar un mejor balance para presionar no solo a Nicaragua, sino también a Venezuela», indicó.
Meléndez también resalta que Rubio podría intentar un enfoque más efectivo para bloquear el acceso de Nicaragua a recursos internacionales clave, como los préstamos del Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo cual dificultaría aún más la supervivencia económica del régimen.
Esta sería una de las principales diferencias con la administración de Biden, que, según Meléndez, no fue tan firme en este aspecto por el temor a provocar una mayor migración desde Nicaragua hacia Estados Unidos.
«La administración Biden fue un poco “gallo gallina” en este sentido con el temor de provocar más salida de nicaragüenses hacia Estados Unidos», expresó.
Enfoque sobre aliados como Rusia, China e Irán
Un aspecto fundamental en la estrategia de Rubio será frenar la expansión de la influencia de actores internacionales que han fortalecido su apoyo económico y militar a los regímenes de Ortega, Maduro y otros gobiernos autoritarios en la región, como Rusia, China e Irán.
«Espero también mas coherencia y acciones para tratar de impedir que gobiernos aliados de estos regímenes, como Rusia, China o Irán, fortalezcan su apoyo económico o militar en la región», comentó el analista.
Sin embargo, Meléndez también advierte que la política exterior de Rubio podría verse influenciada por las dinámicas internas de la política estadounidense, especialmente con respecto a las decisiones impulsadas por el presidente Donald Trump, quien, en el pasado, mostró una tendencia a tomar decisiones impulsivas basadas en su instinto y no necesariamente en una visión estructurada de largo plazo.
Un aspecto clave de la política de Rubio será su relación con la oposición nicaragüense, especialmente con los movimientos democráticos en el exilio. En este sentido, Meléndez considera que la comunidad nicaragüense, particularmente la de Miami, espera que Rubio brinde un apoyo más visible y explícito a los opositores democráticos de Nicaragua.
«El problema aquí es que hay un sector del exilio nica, sobre todo el de Miami y que además presume de estar casi en las orejas de Rubio, que alega que el fortalecimiento de la oposición debe excluir a la oposición con antecedentes sandinistas», resaltó.
Si bien la postura del nuevo secretario de Estado en temas como las sanciones, los derechos humanos y las relaciones diplomáticas será firme, también dependerá de cómo se desarrollen las relaciones internacionales y los intereses de Estados Unidos en la región.
Nicaragua Investiga
